"CEGUERA"

de Fernando Meirelles

 

SINOPSIS

El ganador del Premio Nobel de literatura, José Saramago y el aclamado director Fernando Meirelles (El Jardinero Fiel, Ciudad de Dios) nos traen una conmovedora historia sobre la humanidad en medio de una epidemia de una ceguera misteriosa. Es una investigación valiente de la naturaleza, tanto buena como mala – de los sentimientos humanos como el egoísmo, oportunismo y la indiferencia, pero también de la capacidad de compadecer, de amar y de perseverar.
La película comienza con un ritmo acelerado, con un hombre que pierde la vista de un instante al otro mientras se dirige de su casa hacia el trabajo y que se ve envuelto en una especie de aterradora niebla lechosa. Una por una, cada persona con la que se encuentra – su esposa, su doctor, incluso un aparentemente buen samaritano que le ofrece un aventón para llegar a su casa sufrirá el mismo destino. A medida que la enfermedad se esparce, el pánico y la paranoia contagian a la ciudad. Las nuevas víctimas de la “ceguera blanca” son cercadas y colocadas en cuarentena en un hospicio que se está cayendo a pedazos, donde cualquier semejanza con la vida cotidiana comienza a desaparecer.
Dentro del hospital aislado, entretanto, hay una testigo ocular secreta: (JULIANNE MOORE, cuatro veces nominada al Óscar) que no fue contagiada, pero finge estar ciega para permanecer al lado de su marido (MARK RUFFALO). Armada de un valor cada vez mayor, ella será la líder de una improvisada familia de siete personas que salen en una travesía, a través del horror y el amor, la depravación y la incertidumbre, con el objeto de huir del hospital y seguir por la ciudad devastada, donde ellos buscan una esperanza.
La travesía de la familia resalta tanto la peligrosa fragilidad de la sociedad como también el exasperante espíritu de la humanidad. El reparto incluye a: Julianne Moore (Lejos del Cielo, Las Horas), Mark Ruffalo (Zodíaco, Como Si Fuera Cierto), Alice Braga (Soy Leyenda, Ciudad de Dios), Yusuke Iseya (Sukiyaki Western Django, Kakuto) Yoshino Kimura (Sukiyaki Western Django, Semishigure), Don McKellar (Monkey Warfare, Childstar), Maury Chaykin (Julia, Una Mujer Seductora), Danny Glover (Soñadoras: Dreamgirls, El Color Púrpura) y Gael García Bernal (Babel, Diarios de Motocicleta, Y Tu Mamá También).

SOBRE LA PRODUCCIÓN

“Creo que nos quedamos ciegos. Creo que siempre fuimos ciegos.
Ciegos a pesar de que podemos ver.
Personas que pueden ver, pero no percibir.”
José Saramago, Ensayo Sobre La Ceguera

En 1995, el aclamado escritor portugués José Saramago publicó la novela Ensayo Sobre La Ceguera, una fábula apocalíptica sobre una plaga de ceguera que ataca, primeramente, únicamente a un hombre, después a una ciudad entera, y después a todo el planeta, con una furia y velocidad devastadoras. A pesar de que la historia narra la espeluznante pérdida de la vista, el libro abre los ojos de sus lectores a un nuevo y sorprendente punto de vista sobre el mundo.
El libro fue aclamado por los críticos como un clásico, una magnífica parábola sobre nuestros tiempos tan propensos a los desastres y sobre la metáfora de nuestra ceguera en el trato con los demás. Entró en todas las listas de los libros más vendidos y contribuyó para que Saramago ganara el Premio Nobel de Literatura en 1998.
A medida que la novela ganaba millones de fans alrededor del mundo a una velocidad impresionante, muchos realizadores de cine se interesaron por su complejo mundo de fantasía, nunca antes visto en la pantalla grande. A final de cuentas, ¿cómo lograr una estética conmovedora un una película en la cual casi nadie puede ver? Era necesaria una gran visión. Fernando Meirelles, en esa época un desconocido candidato a director, trató de comprar los derechos del libro. Pero, en aquella ocasión, Saramago rechazó a todos los pretendientes, alegando no estar interesado en una versión cinematográfica de Ensayo Sobre La Ceguera. Meirelles se embarcó, entonces, en la filmación de otra película conmovedora: la innovadora, electrizante y, aún así lírica, historia de dos jóvenes en medio de la criminalidad de las favelas brasileñas, Ciudad de Dios.
Entretanto, el multi-talentoso guionista canadiense, actor y director Don McKellar también intentaba adquirir los derechos de Ensayo Sobre La Ceguera. McKellar, cuyas películas incluyen el drama apocalíptico Last Night, se sintió atraído por las historias de Saramago así como la versión en inglés de Ensayo Sobre La Ceguera, y sabía que no estaría en paz hasta no escribir su visión de la adaptación. Buscó al productor Niv Fichman, de Rhombus Media – con quien ya había trabajado, tanto en Last Night, como en el libreto ganador del Óscar El Violín Rojo – para discutir la idea de la película y asegurar los derechos del libro. Después de leer la obra, Fichman quedó igualmente encantado con la historia, pero sólo restaba vencer un gran obstáculo: convencer a Saramago.
“Siempre me resistí [a liberar los derechos de Ensayo Sobre La Ceguera] porque es un libro violento sobre la degradación social y yo no quería que la historia cayese en las manos erróneas”, Saramago platicó al periódico New York Times, en 2007.
Fichman y McKellar, mientras tanto, no desistirían tan fácilmente. Todo lo que querían era una oportunidad de encontrarse con Saramago y presentarle su proyecto. Después de meses de insistentes llamadas, de tentativas de persuasión, finalmente recibieron la respuesta de Saramago. Estaba de acuerdo en encontrarse con ellos, mientras estuvieran dispuestos a viajar a su residencia en Lanzarote, una de las Islas Canarias, en España. La respuesta inmediata de Fichman fue: “Excelente. Claro. ¿Dónde queda Lanzarote?”
En el camino a la visita con el octogenario escritor, desarrollaron una estrategia. No discutirían del libro o de su visión para la película, sino que tratarían de impresionar a Saramago con la libertad creativa que el equipo, con sede en Canadá, tendría en la película. “Creo que Saramago estaba receloso de que un estudio transformara la historia en una película de zombis y perdiera el fondo político que contiene el libro”, dice Fichman. “Entonces le explicamos que el control quedaría en las manos de los directores y que nuestros ensayos no tendrían que ser vistos por terceros. Explicamos también que tendríamos la libertad de escoger al elenco que quisiéramos, de filmar como quisiéramos, y de hacer lo que creyéramos bueno para la película”.
La estrategia tuvo éxito. “Creo que Saramago se impresionó con nuestra seriedad en relación al proyecto. Se dio cuenta que nos apegábamos a la integridad que buscaba y que no comprometeríamos el libro”, recuerda McKellar.
Por fin, Saramago acabó otorgando su consentimiento y McKellar dio inicio a los dos mayores desafíos de su carrera. McKellar explica: “Sabía que el tono del libro de Saramago sería muy difícil de capturar en una película, ya que ninguno de los personajes tiene nombre o historia, y que no entraba en los patrones de las historias típicas de Hollywood. La película, de la misma forma que la novela, nos motiva a ver las cosas desde una perspectiva distinta. Yo, como guionista, veo eso como algo liberador”.
McKellar también entendía que la película debía diferir del libro en varios puntos importantes. En primer lugar, tenía que considerar la idea de que, en una sala de cine, el público desarrollaría una relación de voyerismo poco común con aquellos personajes que pueden ser vistos, pero que ellos mismos no pueden ver. Únicamente la Mujer del Médico puede percibir los acontecimientos angustiantes que comienzan a perturbar la ciudad. En el libro, el lector se une a ella como testigo de toda la historia. La línea de la visión estaba dividida entre el personaje y los lectores. Se trataba de una situación delicada en la cual McKellar tenía que navegar con cuidado.
“Igual que la Mujer del Médico, el público ayuda a aquella gente y la situación recae en una verdadera cuestión ética de humanidad, que observa y no actúa frente al drama ajeno, y que se vuelve el tema principal de la película”, observa McKellar. “En algunas escenas, principalmente en la escena del estupro, vemos cosas que no necesariamente queremos ver.”
“Queremos tener la libertad de desviar la mirada, de voltear el rostro, pero no nos es permitido. Yo quería que el público compartiera el punto de vista de la Mujer del Médico, toda vez que el campo de responsabilidad de ellos coincide”.
La Mujer del Médico ayudó a McKellar a ir formando una historia. Continúa: “Hasta le llegué a preguntar a Saramago porqué la Mujer del Médico tardó tanto tiempo para tomar alguna postura en relación al hospital. ¿Por qué no actuó más rápidamente? ¿Por qué, cuando vio lo que estaba pasando, no tomó unas tijeras y mató al verdugo? Era una responsabilidad que ella no sabía que tenía que asumir. Se concientiza por medio de las acciones y circunstancias, y hace algo que tenía que sentirse de manera fuerte en la película.”
A fin de cuentas, el poder del libreto fascinó a todos los que lo leyeron y también atrajo a tres productoras: Andrea Barata Ribeiro y Bel Berlinck, de O2 Filmes, que produjeron Ciudad de Dios, una versión cinematográfica de la serie Cidade dos Homens; y Sonoko Sakai, fundadora de la productora Bee Vine Pictures, con sede en Los Ángeles y en Japón, que produjo recientemente la adaptación de François Girard de Pasión Prohibida.

SOBRE LA PRODUCCIÓN

VUELO A CIEGAS: FERNANDO MEIRELLES TOMA LA DIRECCIÓN

Una vez que Niv Fichman leyó que Don McKellar escribiría para Ensayo Sobre La Ceguera, sabía que los dos necesitarían un director con un profundo interés en el espectro de la naturaleza humana. Esto los llevó directamente a Fernando Meirelles, cuya película Ciudad de Dios, fue nominada a cuatro Óscares, incluyendo en la categoría de Mejor Director. Meirelles dirigió la sensible adaptación para el cine del thriller político escrito por John Le Carré, El Jardinero Fiel, estelarizada por Ralph Fiennes y Rachel Weisz, ganadora del Óscar como Mejor Actriz.
Su habilidad de llevar al público a conocer mundos nuevos, capaces de cambiar nuestra perspectiva con un sentido estético ambicioso, fue un factor decisivo para la elección de Meirelles. “Cuando yo soñaba sobre lo que sería perfecto para Ensayo Sobre la Ceguera, pensaba en una energía cinética y en las actuaciones naturales de Ciudad de Dios, combinadas con la elegancia y el sutil carácter político presente en El Jardinero Fiel, entonces supe que Meirelles sería la elección correcta”, dice Fichman. “Comenzamos con un libro escrito por un ganador del Premio Nobel, encomendamos una adaptación a uno de los mejores libretistas del mundo, y ahora con uno de los más innovadores directores, creamos un paquete que nos dio una fuerza increíble”.
“Cinco minutos de conversación fue todo lo que necesitamos para convencer a Meirelles de aceptar la dirección de Ensayo Sobre la Ceguera”, recuerda la productora Andrea Barata Ribeiro. “Fernando tiene la capacidad de filmar cualquier tipo de película, pero todos los que han trabajado con él saben de su preocupación por transformar al mundo en un lugar mejor, además del cariño especial que siente por esta historia”.
Meirelles leyó y releyó el libro seis o siete veces, dejando que la compleja representación que Saramago hace de la humanidad en un estado excepcional invadiera su vida.
Él entendía que la historia podría ser interpretada de innumerables formas – como una metáfora sobre las relaciones personales y políticas en los recientes desastres naturales; una alegoría sobre los peligros del futuro; un comentario sobre la elección de no querer ver lo que acontece a nuestro alrededor; una reflexión sobre nuestros instintos más primarios; una prueba de la consciencia humana y de todas sus flaquezas desesperadoras y fuerzas sorprendentes. Quería que la película fuera todas esas cosas aunque no lo hiciera explícitamente.
“Esta historia no exige una sola lectura, y todas las diferentes interpretaciones tienen sentido”, dice. Y continúa: “Hay muchos dilemas morales y creo que la película va más en esta dirección que el propio libro, donde las cosas son un poco más negro sobre blanco. Añadí un puñado de grises. Ésta es una historia que debe inspirar diversas preguntas, pero que no nos da respuesta alguna. Levanta cuestionamientos sobre la evolución humana, nos hace reflexionar críticamente, pero no apunta hacia una dirección específica. Así como en la historia, cada uno tendrá que descubrir su propio camino a seguir”.
Pero, en cuanto al estilo visual de la película, Meirelles evitó el gris. Quería enfatizar la inesperada ceguera especificada por Saramago, pero no una oscuridad total, sino una neblina que fuese impermeable, radiante y oscura, y que no cubriese al mundo. “Mi primer instinto fue transformar esa historia sombría en una película radiante, casi con una luminosidad excesiva”, comenta. A pesar de todo, aún con el fin de la vista, de la civilidad y de las estructuras sociales para los personajes, la película mantiene una luminosidad vibrante que sugiere justamente una luz del otro lado de la oscuridad.
Meirelles, junto con su socio y cinematógrafo César Charlone, es conocido por hacer películas visualmente arrebatadoras, vigorosas, con temas desafiantes y en lugares amenazadores, pero con Ensayo Sobre la Ceguera se enfrentó al mayor desafío de todos: ¿cómo filmar una historia en la cual ninguno de los personajes, con la excepción de uno, tiene un punto de vista?
Para resolver la cuestión, Meirelles arriesgó una alternancia entre puntos de vista diferentes a lo largo de la película. Ésta comienza con un ventajoso punto de vista del director omnisciente, dentro del hospital usado como una especie de prisión, después cambia a la visión de la Mujer del Médico, puesto que ella es la única que puede percibir.
El resultado es una especie de multiplicidad de voces y perspectivas, que hace eco al estilo de la prosa de Saramago e indica un modo diferente de percibir. Para enfatizar este aspecto, Meirelles dividió la historia en lo que el entendió como tres secciones estilísticamente distintas. “El primer acto es cuando todos se quedan ciegos y todo acontece de manera muy acelerada. Es casi como si fuera una película de acción”, explica. “Sentía que era importante para el público experimentar la opresión de no saber lo que estaba pasando al principio”, observa.
Enseguida, nuevamente, todo cambia. “Para el segundo acto, cuando el médico y su esposa llegan hasta el asilo y experimentan la ceguera, usamos imágenes abstractas para encajar con la sensación de realmente estar perdido. La historia sigue una dirección diferente con luchas entre los grupos en una especie de guerra entre pandillas. Después del incendio en el asilo, se abre una nueva puerta, las personas se van y es como si, nuevamente, comenzara otra película”, nos adelanta.
A pesar de la complejidad a abordar, una vez en el set de filmación Meirelles se distinguió por su sensibilidad abierta, permitiendo la improvisación y los accidentes creativos. El director también incluyó en la mezcla el aspecto global que la producción cargaba. “Fernando tiene el don de desarmar a todos. No hay límites para él. En el set, oíamos portugués, inglés, francés, español y japonés, y aún así, todos hablábamos el mismo lenguaje – el lenguaje de hacer una bella historia” resume la productora Sonoko Sakai.

EL MÉDICO Y SU ESPOSA: JULIANNE MOORE Y MARK RUFFALO

En el centro de Ensayo Sobre la Ceguera, están el Médico y la Mujer del Médico, dos personas comunes que son retiradas de sus vidas cotidianas y arrojadas a un caos de desorientación y confusión. La Mujer del Médico, la única persona en la historia, que por azares del destino, es inmune a la infección y que logra percibir (a pesar de fingir que se ha quedado ciega), transformándose de cierta forma en los ojos del público. Ella es la guía del público en el atemorizante y amenazador mundo del sanatorio abandonado adonde son llevados. Para interpretar a la Mujer del Médico, el director eligió a Julianne Moore, cuatro veces nominada al Óscar, conocida por Lejos de Casa, Las Horas, El Ocaso de un Amor y, más recientemente, Niños del Hombre, la visión pesimista del futuro de Alfonso Cuarón. Moore sintió una afinidad instantánea con el personaje, a quien ella no atribuye el título de heroína, sino que la ve como alguien en busca de sobrevivencia, igual que todos nosotros, una búsqueda que la lleva a lugares oscuros, pero también a una fuerza interior que no imaginaba poseer.
“La Mujer del Médico es un ser humano normal y creo que ésta es una de las mejores cosas de la novela. Ella es falible y mucho de lo que hace, en un primer momento, es apenas un indicio de lo que podría hacer, manteniendo las cosas en orden y funcionando. Su mayor preocupación, al comienzo, es su marido. Pero la habilidad que tiene para percibir, termina aislándola y transformándola en líder”, comenta Moore. Y sigue: “Creo que, con ese personaje, Saramago hizo alusión a la idea de la responsabilidad. Ella se pregunta quiénes somos y qué tan responsables somos por los demás, por el mundo en que vivimos y por lo que hacemos en él. Tenemos que considerar cuan conscientes estamos de las consecuencias de nuestros actos, lo que realmente es la cuestión básica para la Mujer del Médico”.
Hace tiempo que la actriz tenía el deseo de trabajar con Meirelles, cuando por fin, recibió el libreto de Ensayo Sobre la Ceguera. “Cuando supe que él iba a hacer esta película, me sentí con muchas ganas de participar. Es un director brillante, con una visión deslumbrante”, nos dice. “Entonces, después de leer el libreto, percibí que Ensayo Sobre la Ceguera sería muy importante y una historia muy necesaria en la actualidad.”
Julianne Moore sorprendió a los realizadores al llegar al set con el cabello rubio. Meirelles había pedido a la actriz cortar su cabello para la película, pero Moore fue un poco más allá en la transformación, una idea que se le ocurrió en cuanto leyó el libreto. “Simplemente tuve el instinto de que era lo correcto para el personaje”, explica. “Ser pelirroja hace que llames mucho la atención, porque somos una minoría. Yo quería que la esposa fuera alguien común, que perteneciera a la mayoría”.
En el set, Meirelles se sorprendió con la combinación que Moore tenía de talento y delicadeza emocional. “Técnicamente, es como una máquina; decimos algo y reacciona inmediatamente, entiende la historia perfectamente, el momento, la trama y sabe precisamente a qué distancia posicionarse de la cámara. Al mismo tiempo, ella es cine puro. Tiene algo que no sé bien cómo definir. ¿Carisma? ¿Expresividad? Sea lo que sea, todos los días me sentí asombrado con su actuación”, elogia.
Contrastando con el creciente valor de la Mujer del Médico, la bravura del Médico disminuye cada vez más. Él comienza la historia como un líder comunitario fuerte y responsable que, una vez ciego y atrapado en el hospital, tiene que luchar contra una creciente sensación de impotencia y desesperación que lo lleva a la sumisión. Para interpretar al Médico, los directores eligieron a Mark Ruffalo, cuya carrera despegó con el encantador y vulnerable papel que interpretó en el éxito independiente Puedes Contar Conmigo, y siguió con memorables papeles en una serie de películas que incluyen Eterno Resplandor de Una Mente Sin Recuerdos, Colateral, Como Si Fuera Cierto, Zodiaco y más recientemente, Camino a la Redención, con Joaquin Phoenix. Ruffalo fue la elección perfecta para este pilar de la comunidad que navega en esta incomprensible pesadilla.
Inmediatamente después de leer el guión, Ruffalo no consiguió resistirse a explorar la intensa experiencia del Médico en el terreno desconocido que es la vida de una persona que acaba de quedar ciega. “Lo que sentí interesante es que el Médico acaba descubriendo que no es la persona en la que se termina convirtiendo y entonces, en un momento conmovedor, descubre que su esposa tampoco es quien él pensaba. El punto central y más interesante de la cuestión es que su esposa presenta una faceta que él mismo esperaba presentar en tales circunstancias. Él es justamente el tipo de persona que imaginaba que era su esposa. Éste es un momento difícil para todos: que tus percepciones sean completamente destruidas”, dice. “Pero creo que el Médico finalmente acepta pacíficamente sus flaquezas y su caída, y admite sentir admiración por la fortaleza de la esposa”.
Ruffalo se encontró por primera vez con Meirelles en el Festival de Cine de Cannes de 2007, para discutir el personaje del Médico, pero las filmaciones iban a coincidir con la fecha prevista para el nacimiento del tercer hijo del actor. A pesar de querer mucho el papel, Ruffalo dejó claro que necesitaba estar con su esposa para el nacimiento de su hijo. Meirelles, mientras tanto, estaba convencido de que Ruffalo era el actor adecuado para el papel y en consecuencia, adelantó un poco la fecha de la finalización de la filmación de Ensayo Sobre la Ceguera para liberar a Ruffalo a tiempo y, felizmente, el bebé también cooperó.
Meirelles resume el trabajo de Ruffalo: “Mark tiene una honestidad cruda, no únicamente en los personajes que interpreta, sino en su vida privada. Aporta ternura al Médico y creo que su actuación en la película fue brillante”.




EL VIEJO DEL PARCHE NEGRO: DANNY GLOVER

Si la Mujer del Médico volviera la mirada de Ensayo Sobre la Ceguera al personaje conocido como el Viejo del Parche Negro daría un acceso directo al alma de la película. Un inveterado contador de historias que también sirve de narrador a la película, fue visto por Fernando Meirelles como una manifestación del autor José Saramago en la pantalla. “Para mí, fue como tener al novelista en el elenco”, observa Meirelles.
Paciente del Médico y ya ciego de uno de los dos ojos cuando la “niebla blanca” ataca, el Viejo del Parche Negro está en una posición privilegiada para navegar en el mundo de los ciegos, por estar ya a mitad del camino. El público lo conoce cuando trae la noticia - ¿o será un rumor? – de lo que ocurrió en el mundo exterior en los días siguientes a la llegada de los primeros ciegos internados en el hospital contando historias de autobuses destruidos, de aviones haciéndose pedazos unos a otros y de la disolución del gobierno. Pero, a medida que va avanzando la película, se convierte en la voz interior de la historia, y por fin acaba como si se hubiera desencarnado y estuviera sobrevolando los acontecimientos.
El personaje exigía un actor maduro, lleno de alma y gracia, lo que llevó a la producción al actor Danny Glover, experimentado actor que ha interpretado una cantidad impresionante de papeles diversos, desde acción cómica en la serie de Arma Mortal, que coprotagonizó con Mel Gibson, hasta la interpretación de Nelson Mandela en el telefilme Mandela; pasando por el personaje de Paul Garner, en la adaptación que hizo Jonathan Demme de Amada Hija, de Toni Morrison, el personaje de Albert en la adaptación cinematográfica de Steven Spielberg de la historia El Color Púrpura, hasta su reciente papel en el exitoso musical Soñadoras: Dreamgirls.
“El Viejo del Parche Negro entra a este mundo de ceguera ya ciego de un ojo, entonces creo que entiende dónde se encuentra, tiene su propia verdad interior. Creo también que este personaje tiene un parecido con Saramago, porque es completamente implacable; él es igual y acepta quien es”, explica Glover.
Por encima de todo, Glover se sintió atraído por la profundidad de Ensayo Sobre la Ceguera y por todas las distintas ideas provocadas por el libro. “Nuestra estética humana está basada en nuestra capacidad de percepción”, resalta. “Y creo que Saramago dice que cuando esa habilidad se nos retira, el tipo de relaciones que establecemos a partir de eso y la travesía para establecer esas relaciones, debe trascender a todo eso y sustentarse a pesar de todo. La manera en que las personas salen de este tipo de experiencias es fundamental, y creo que todo se relaciona con la idea de que si no entramos a los siglos 21 y 22 con una nueva ética, estaremos perdidos”.

LA MUJER DE LOS LENTES OSCUROS: ALICE BRAGA

Uno de los personajes más misteriosos en Ensayo Sobre la Ceguera es la Mujer de los Lentes Oscuros, interpretada por Alice Braga, que trabajó por primera vez con Fernando Meirelles dando vida al personaje de Angélica en Ciudad de Dios, y que estelarizó recientemente la historia apocalíptica Soy Leyenda, alternando con Will Smith. Meirelles siempre pensó en ella para el papel. “Alice es una excelente actriz y una íntima amiga, siempre quise un actor brasileño en Ensayo Sobre la Ceguera”, dice. “Primeramente, tenía algunas preocupaciones porque tenía que actuar en inglés, un idioma que aprendió tan sólo hace tres o cuatro años – pero me arriesgué y valió la pena. Creo que tiene el tipo de carisma que ya nace con la persona”.
Alice Braga hizo del personaje alguien que comienza lleno de secretos y que es bastante enigmático, pero que revela un ser humano rico y abierto, principalmente cuando comienza a acercarse al huérfano Niño Estrábico, que necesita su ayuda para sobrevivir a los peligros del “campo” de cuarentena. “La Mujer de los Lentes Oscuros es misteriosa”, dice Braga. “A pesar de que se acuesta con hombres para ganar dinero fácil, no quería tratarla únicamente como prostituta. Ella empieza con una actitud bien dura, pero acaba desarrollando sentimientos maternales muy fuertes”.
Meirelles quedó impresionado con la manera en como Braga condujo la evolución del personaje: “Cuando ella llega por primera vez al hospital, con sus lentes oscuros y su cabello rizado, el público no sabe inmediatamente quién es, no entienden la relación que ella tiene con el Niño. Parece fría, sin afecto. Pero, entonces, ella comienza a percibir con otros ojos, los de adentro. Escena a escena, comienza a parecer más afectuosa, más parecida a un ser humano. Ése es el trayecto de Alice. Gracias a su ceguera, la Mujer de los Lentes Oscuros aprende a percibir”.

EL LADRÓN Y EL REY DEL ALA 3: DON MCKELLAR Y GAEL GARCÍA BERNAL

Para interpretar al hombre conocido como Ladrón, que comienza la película como un buen samaritano que le da un aventón al Primer Hombre Ciego a su casa, los directores se voltearon a una fuente inesperada: el guionista de la película, Don McKellar, que también tiene una bien recibida carrera como actor. McKellar cuenta: “Yo no escribí el papel de Ladrón para mí, pero siempre me interesé mucho por él. Primero, el público cree que Ladrón es un buen samaritano que lleva al Primer Hombre Ciego hasta su casa, pero más tarde queda demostrado que sólo se quiere aprovechar de la situación porque acaba robándolo. Su gusto por los trucos, por los engaños, hace pensar que Ladrón es el bandido de la historia. Es un personaje patético que en un inicio tomamos como el villano, pero que después nos damos cuenta que dista de serlo. Hay un cierto encanto un su desesperación porque, después de un momento, conocemos al Rey del Ala 3 y vemos lo que es efectivamente la desesperación”.
El Rey del Ala 3 es presentado, inicialmente, como el Barman, su ocupación en la vida antes de que atacara la “niebla blanca”. Pero, dentro del hospital en cuarentena, el Barman se auto nombra el dictador real del Ala 3 y después del resto del hospital, a medida que comienza a controlar los escasos recursos que el gobierno provee – principalmente comida – y a exigir a cambio joyas, bienes y al final, hasta mujeres.
El papel fue para uno de los más electrizantes actores del cine actualmente, Gael García Bernal, que se hizo famoso por las bien recibidas películas Y Tu Mamá También y Amores Perros. Ganó la aclamación de la crítica e innumerables premios por su interpretación del Che Guevara de joven en Diarios de Motocicleta, de Walter Salles.
Bernal es un antiguo fan de la novela. Comenta: “Siempre creí que la historia era extraordinaria. Es sobre la incapacidad de las personas de vivir juntas, sobre lo que pasa cuando no consiguen percibirse unas a otras. La historia crea una situación que pone a prueba todas las estructuras morales y sociales que aprendemos. Las alas de un hospital que se vuelven caóticas y corrompidas, igual que el propio mundo. Pero, al final es una historia sobre la esperanza porque lo único que nos puede salvar somos nosotros mismos”.
El actor sabía que se estaba comprometiendo con un papel muy exigente que iba a requerir la interpretación de un poderoso corruptor que, con todo, tenía que mantener un sentido muy particular de la humanidad y debía ser al mismo tiempo cómico, salvaje y verdadero. “Creo que el Rey es sólo muy práctico, muy pragmático. Parece una persona fría, porque está desprovisto de idealismo y no vislumbra una esperanza, pero es un sobreviviente, de la misma forma que los demás”, observa Bernal. “Decir que el Rey es malo es ir contra el objetivo de la historia. Elige soluciones prácticas por el bien de su ala. Y lo que es muy poderoso en él es que sus acciones acaban resultando en debates acalorados sobre la moral”.


EL PRIMER HOMBRE CIEGO Y SU ESPOSA: YUSUKE ISEYA Y YOSHINO KIMURA

El primer hombre que queda ciego en Ensayo Sobre la Ceguera, el Paciente Cero como se le llama, lleva la batuta que hace avanzar a la historia. El público lo acompaña en el suspenso cuando repentinamente pierde la vista al esperar en un semáforo a que cambie la luz y se adentra en un mundo ahora hostil al tratar de entender lo que le está ocurriendo y el motivo. Al aceptar un aventón de un desconocido (después conocido como Ladrón) hasta su casa, después contamina a su irritada e inconsolable esposa con la enfermedad, desatando una reacción en cadena que rápidamente se sale de control.
El Primer Hombre Ciego y su mujer son, tal vez, los personajes que más cambian en la adaptación que hizo Don McKellar de la novela de Saramago. Para empezar, McKellar añadió una pelea conyugal que da a la secuencia inicial aún más tensión emocional y que acaba resaltando un tema por sí mismo – a partir de la ceguera, un abismo se abre entre la pareja que está insegura de lo que la une más allá de la visión.
En segundo lugar, a pesar de que la etnia de los personajes no es un factor explícito en la novela, McKellar y Fernando Meirelles decidieron, después del inicio, integrar al elenco a dos actores asiáticos para completar la mezcla étnica de la película, algo típico en cualquier gran ciudad posmoderna. Pero, una vez tomada esta decisión, pasaron meses buscando a los dos actores apropiados. Por fin, escogieron a los atractivos Yusuke Iseya y Yoshimo Kimura, ambos estrellas del éxito japonés de Takashi Miike, Sukiyaki Western: Django, de 2007, una nueva versión del spaghetti western dirigida por Sergio Corbucci, de 1966, con Quentin Tarantino en el reparto.
Ambos hablaban el suficiente inglés para hacer que los papeles funcionaran y más importante aún, tenían una química esencial que les permitía actuar perfectamente en silencio. “Fernando llegó a la brillante conclusión de que, aún cuando los diálogos son en inglés, los dos podrían hablar en japonés entre ellos, y que nada los obligaba a ser fluidos en inglés”, dice Sonoko Sakao. “Eso nos permitió buscar a actores óptimos, que encontramos en Iseya y Kimura”.


CÓMO SER CIEGO: LOS LABORATORIOS PARA LA CEGUERA

Una vez escogido el elenco de Ensayo Sobre la Ceguera, una enorme tarea se impuso: colocarlos en la experiencia de volverse repentina, inexplicable e irreversiblemente ciegos. Para eso, los realizadores trajeron a bordo entrenadores de actores que se volvieron “entrenadores de ceguera”, Christian Durrvoort y Barbara Willis Sweete, que después de intensas entrevistas con discapacitados visuales, desarrollaron un sistema creativo e inédito para enseñar a aquellos que pueden ver a físicamente moverse como si no pudieran percibir.
Comenzaron a trabajar con los actores en una serie de intensos “laboratorios de ceguera”, que exploraban el espacio, experimentaban los olores y los sonidos y simulaban tareas físicas como encontrar comida, atizar el fuego y acercarse a las personas sin ver. Cada actor comenzó con una inmersión total, pasando horas con una venda, sólo para acostumbrarse a la sensación de no poder contar con la vista. En un momento dado, las vendas fueron removidas, gradualmente pasando a ojos cerrados y finalmente, a la actuación con los ojos abiertos. Los actores principales también tuvieron la opción de usar lentes que, efectivamente, los dejaban ciegos, para que pudieran transmitir más durante las escenas más intensas y que les permitiera concentrarse en la interpretación y no en la idea de que no estaban viendo. Alice Braga relata: “Al comienzo, pedí los lentes porque había muchas cosas a las que tenía que prestar atención: no ver, entrar en escena, sentir las emociones y hablar en un idioma diferente. Pero, después de 20 días de filmación, dejé de usarlos porque ya había entrado de lleno en el papel”.
Con el tiempo, el elenco principal – así como centenas de figurantes, que ya estaban completamente cómodos en sus papeles de ciegos – comenzaron a adaptarse al trabajo sin la vista. “Tarda algún tiempo para enseñar no solamente cómo comportarse como ciegos, pero a ser ‘recién atacado por la ceguera’”, enfatiza Durrvoort. “Pero, con el tiempo, comenzamos a darnos cuenta de ciertas cosas. Para los ciegos, el espacio es lo que el cuerpo puede alcanzar. Además, las personas que pueden ver escuchan determinados sonidos a los que no prestan atención pero para los ciegos, cualquier tipo de ruido es de suma importancia”.
Meirelles quedó tan impresionado con los laboratorios que, no solamente participó en ellos, sino que también motivó a todos, inclusive al director de fotografía César Charlone y a otros de los principales directores, a participar, y acabó influenciando cada arte y cada parte de la película. Meirelles dice: “Para mí, la mayor revelación fue en relación a los sonidos – cómo escuchamos las cosas, cómo los sonidos cambian a la gente, cómo cambian nuestras percepciones del mundo que está a nuestro alrededor. Entonces, en esta película, escucharemos todo potencializado. Usamos todos los sonidos limpios, para que el público preste atención a cada ruidito”.
Todos los que participaron tuvieron sus experiencias personales en relación a los laboratorios para la ceguera. “Llegamos a una situación como ésta con cierta dosis de ansiedad”, dice Danny Glover. “Pero Christian fortaleció mi sensibilidad en relación a la confianza y a la percepción que nuestro cuerpo tiene de las cosas. Aprendí cómo podemos notar, rápidamente, la energía de un lugar así como la temperatura. Esto me dio un nivel de confianza que me permitió actuar de manera diferente enfrente de las cámaras”.
Mark Ruffalo descubrió que ser ciego le daba nuevas opciones inéditas. “Lo más importante sobre la ceguera fue la libertad que sentí como actor”, cuenta. “Cuando no podía percibir, no me preocupaba por la forma en que mis manos se ocuparían o con mi apariencia durante una escena. Era como los niños acostumbran decir, ‘Voy a cerrar los ojos y el mundo ya no me puede ver’. Aprendimos a confiar en que el director estuviera viendo más que nuestros propios ojos”.
Continúa: “Experimentar la ceguera también nos ayudó a entender más la historia. En aquellos laboratorios, éramos lanzados, con los ojos vendados, a una calle de una gran ciudad con otros 20 extraños, con sólo un sonido de campana para guiarnos. Lo que pasa es que todo el mundo comienza a sujetarse, todos se apoyan unos en otros y se mueven en grupo. Inmediatamente se crea una confianza en la comunidad y creo que de eso trata, parcialmente, la historia de Saramago”.



UNA CLARIDAD: LA PRODUCCIÓN

Desde el inicio, Fernando Meirelles sabía que, al transportar Ensayo Sobre la Ceguera a la pantalla grande, la película, irónicamente, exigiría un mundo imaginario realmente original. Para desarrollar el aspecto visual de la película, el director convocó a gran parte del equipo fiel y talentoso con el que trabajó en Ciudad de Dios, incluyendo al director de fotografía nominado al Óscar, César Charlone, que usó sus experiencias en los “laboratorios de ceguera” para ayudar a forjar las simulaciones visuales de una “niebla blanca”, el editor nominado al Óscar, Daniel Rezende, que trabajó de cerca con Meirelles para estructurar los puntos de vista mutables y sinuosos; y el diseñador de producción Tulé Peake, que transformó la prisión en un asombroso campo de batalla de internos, que los críticos de la novela de Saramago comparan al Infierno de Dante, y transformó la ciudad, otrora cosmopolita, en un gran terreno baldío repleto de adversidades para Ensayo Sobre la Ceguera.
Respetando el deseo de Saramago de que la película, así como la novela, transcurriera en una ciudad no identificada, lo que le da una universalidad común a la trama, la producción de Ensayo Sobre la Ceguera decidió filmar en tres países diferentes. Así y todo, ninguna señal que pudiera identificarlos fue utilizada. La mayor parte de las escenas en exterior fueron filmadas en Sao Paulo, ciudad en la que vive Meirelles; las escenas, ambientadas en el asilo transformado en campos de cuarentena, fueron filmadas en una prisión abandonada en Guelph, Canadá; y el clímax de la película, que tiene lugar frente al paisaje destruido de una ciudad arruinada, fue filmado tanto en Sao Paulo como en Montevideo, en Uruguay (ciudad sugerida por el director de fotografía César Charlone, de origen uruguayo).
A lo largo de las filmaciones, Meirelles fue guiado principalmente por la cita en la cubierta de la novela de José Saramago (del antiguo Libro de las Exhortaciones): “Si eres capaz de ver, mira. Si eres capaz de mirar, observa”. A final de cuentas, esta historia sobre ceguera, Meirelles resume, “es realmente sobre aprender a ver”.

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