"EL Discípulo" de Roger Donaldson

 

 

    

TITULO ORIGINAL: THE RECRUIT

 

 

En una época en la que la primera línea de la defensa y la inteligencia del país es más importante que nunca, llega un thriller explosivo protagonizado por Al Pacino y Colin Farrell.  Por primera vez, se abren las difamadas puertas de la CIA para permitir que le echemos un vistazo a la Agencia: cómo se recluta a los aspirantes, cómo se los prepara para la actividad de los espías y cómo  aprenden a sobrevivir en un mundo de secretos. Puede ser que James Clayton (Colin Farrell) no tenga la actitud propia del recluta típico, pero es uno de los graduados más inteligentes de todo el país... y es exactamente la persona que Walter Burke (AL PACINO) anda buscando para su Agencia.  James considera la misión de la CIA como una alternativa interesante a una vida ordinaria, pero antes de que se convierta en un Oficial de Operaciones, debe sobrevivir al entrenamiento secreto de la Agencia,  donde los reclutas novatos se transforman en veteranos expertos. Y en la medida en que Burke le enseña todos los secretos de la actividad, James pronto comienza a destacarse y, mientras lo hace, se enamora de Layla (BRIDGET MOYNAHAN), una de sus compañeras.  Pero entonces, justo cuando empieza a cuestionarse su papel y su relación problemática con su instructor, Burke lo llama para una tarea específica que consiste en separar a un espía.  Y en tanto el suspenso crece hacia un clímax sobrecogedor, empieza a quedar claro que las viejas máximas de la CIA son definitivamente ciertas: “no confíes en nadie” y “nada es lo que parece ser”. 

“EL DISCIPULO”, producida por Touchstone Pictures y Spyglass Entertainment, está protagonizada por Al Pacino, Colin Farrell, Bridget Moynahan y Gabriel Macht.  Roger Donaldson la dirige, basado en un guión de Roger Towne, Kurt Wimmer y Mitch Glazer.  Roger Birnbaum, Jeff Apple y Gary Barber son los productores.  Jonathan Glickman y Ric Kidney son los productores ejecutivos.  Buena Vista Pictures es la compañía distribuidora.

 

 

 

SOBRE LA PELÍCULA

 

“La idea de crear una historia que tuviera que ver con el reclutamiento para la CIA resultaba fascinante”, dice Roger Birnbaum, productor de la película “EL DISCIPULO” de Touchstone Pictures / Spyglass Entertainment.  “¿Quiénes son estos jóvenes que quieren hacer ese trabajo que a tan poca gente le gustaría hacer? ¿Cómo hace esta organización clandestina para reclutar a la gente que va a hacer ese trabajo? Esta es la clase de preguntas que se me venían a la cabeza.”

La idea de contar esta historia con Al Pacino –ganador del Premio de la Academia®  y uno de los actores más grandes de la historia del cine– también resultaba irresistible.  “Pacino es un ícono”, dice el productor Gary Barber.  “Siempre que él esté en la pantalla, uno va a creerle.”

“‘EL DISCIPULO’ es un thriller psicológico con idas y vueltas.  Nunca se sabe quién es quién o qué es lo que va a pasar.  Todo sucede en los predios de entrenamiento de la CIA, pero en el fondo es una obra que gira en torno de la actuación de Al Pacino”, dice el director Roger Donaldson, quien ha filmado, entre otros, los filmes políticos “No Way Out” y “Thirteen Days”.

“Pero, en otro nivel de análisis, es la historia de un hombre joven que anda buscando a su padre”, agrega el productor Gary Barber.  “Es el viaje que hace James para reconciliarse con la ausencia de su padre.”

“El entrenamiento de los espías no está sacado de los libros”, dice el productor Jeff Apple, que vio repetidamente, antes de filmar esta pieza, un filme relacionado con otra organización igualmente clandestina –el Servicio Secreto–, el exitoso “In the Line of Fire”. “Hacen falta una multiplicidad de habilidades que van desde, por el lado más visceral, el entrenamiento con explosivos y tirarse con paracaídas al lado más cerebral que consiste en distinguir lo que es real de lo que no lo es, cómo disfrazarse o cómo actuar y convertirse en el mejor de los actores.”

El vocero de la CIA, Chase Brandon, fue un personaje fundamental que dio su propia visión de las instalaciones de la Agencia, sus métodos y el complejo proceso de reclutamiento, el modo en que la Agencia identifica a los candidatos apropiados, los recluta y los forma para que sean oficiales de operaciones.

“El entrenamiento que se lleva a cabo en la Agencia es muy interesante y, de hecho, tenemos un área dedicada exclusivamente al entrenamiento clandestino de nuestros oficiales de operaciones”, dice Brandon.  “Yo soy consciente de que la gente cree que nosotros llamamos La Granja a esa área. En los términos más clásicos de la Agencia, yo no puedo ni afirmar ni negar que ese lugar exista efectivamente, pero lo que sí puedo decir es que si nosotros quisiéramos darle un nombre interesante a un lugar de entrenamiento como ese, La Granja sería probablemente un nombre más que adecuado.”

Brandon hizo los arreglos necesarios para que los realizadores cinematográficos visitaran los cuarteles centrales de la CIA en Langley, Virginia, y, siempre que fue posible, les dio información que tendría finalmente un efecto directo sobre la historia. “Tuvimos la oportunidad de ver cómo funciona la operatoria y, más importante todavía, cómo es la gente que trabaja allí”, recuerda Apple.

El director Roger Donaldson fue elegido para que llevara esta historia a la pantalla.  Barber y Birnbaum, por su parte, se sintieron halagados por tener la oportunidad de trabajar con Donaldson, que es reconocido por crear filmes finamente matizados, inteligentes y plenos de suspenso.  “Tanto Gary como yo sentimos que el filme de Roger ‘No Way Out’ tenía muchas características similares a las de ‘EL DISCIPULO’”, afirma Birnbaum. 

“Ya conocíamos a Roger desde hacía mucho tiempo y fue fantástico poder trabajar con él nuevamente después de que juntos hiciéramos el  thriller ‘White Sands’”, dicen Birnbaum y Barber.

Donaldson dice que le fascina hacer thrillers. “La verdad es que hice un montón de películas que tienen características propias del thriller e incluso los dramas que he hecho siempre presentan algún elemento de peligro, de violencia y de intriga.  Hice filmes sobre Washington, por ejemplo; ‘Thirteen Days’ está ubicado en la Casa Blanca y ‘No Way Out’ estaba ubicado en el Pentágono.  Ahora hice este sobre la CIA. Estas tres instituciones no solo tienen asiento en Washington y los Estados Unidos sino que además tienen un alto impacto en todo el mundo, de modo que hay algo inherentemente interesante en ellas”, observa Donaldson.

Además del atractivo de la historia y de los temas que se ponen en juego, la idea de trabajar con Al Pacino como el instructor de la CIA Walter Burke y Colin Farrell como el recluta novato James Clayton, hizo que el director nunca tuviera dudas acerca de hacerse cargo del filme. “Tanto Al como Colin están entre los mejores actores de la actualidad. Trabajar con actores de ese calibre es una situación muy fácil de aceptar”, dice.

Roger Birnbaum explica la elección. “Tanto Al como Colin son actores consumados. Ambos tienen una maravillosa conexión con su arte. La personalidad de Al sugiere un carácter volátil que va de la mano con una actitud autoritaria y misteriosa. El público siente que, cuando Al habla, sabe cosas que no va a decir nunca. ¿Quién mejor para representar a un espía?”

 

Como muchos directores antes que él, Donaldson no tiene más que elogios para con la actitud y la pericia con que Pacino ejerce su tarea. “Indudablemente, está entre los mejores actores de su generación. Es un perfeccionista, sumamente exigente consigo mismo. No hay nadie que sea más duro con Al que el propio Al. Y, por supuesto, no hay nada mejor para un director. Mi trabajo consistió en hacerle saber que su increíble trabajo era sinceramente apreciado”, dice Donaldson.

La voz de Farell, por su parte, cambia cuando se pone a hablar de la experiencia que le significó trabajar con  Al Pacino. “¡Me llevé tan bien con él! Lo quiero profundamente. Es tan inteligente y talentoso. Y ni siquiera esperaba que fuera tan divertido, pero de hecho es muy cómico. ¡Me hizo reír tanto! Aprendí muchísimo con él: cambiar las tomas, hacerlas frescas. Dicen que ningún hombre es siquiera una isla, pero si hablamos de su talento, él es un país entero.” 

Del mismo modo, Pacino tuvo un efecto parecido sobre los otros actores. La frase que más se oía entre ellos era “ir a clase”: nadie estaba actuando realmente cuando había que hacer las escenas en el aula. Moynahan vuelve a vivir la experiencia: “Todas las escenas que hice con Al se llevaron a cabo en el escenario del aula. Me di el lujo de tener el primer asiento para recibir las mejores lecciones de actuación que se pueda tener en este negocio. No hace falta que hagas como que estás prestando atención. Si está trabajando Al Pacino, vas a prestar atención aunque no quieras”.

“Me encantó trabajar con Al porque no te pasa todos los días que puedas trabajar con un ícono americano y aprender sus procedimientos. Disfruté realmente de verlo actuar y tomar esos riesgos fabulosos”, recuerda Macht.

“Yo estaba en la gloria cuando me enteré de que trabajaría con Al”, resume Farrell.  “Es una leyenda, un artesano, un genio. Me fascinó trabajar con él.”

Acerca de su personaje, dice Farrell: “Me parece que a mí siempre me atraen los personajes que han sufrido o están sufriendo alguna clase de experiencia fundamental que les cambia la vida.  Cuando James tenía 12 años, su padre murió en un accidente de avión mientras que su madre murió por causas naturales sólo dos años más tarde. Y él siempre hace como que no se toma las cosas demasiado en serio. A mí me atrajo lo lastimado que él estaba en realidad y el hecho de que, a los 25 años, no sea un hombre todavía, aún no haya logrado encontrarse a sí mismo. Es como sí no tuviera una referencia fija, porque no puede recordar a sus padres”.

Pero fue el propio corazón dramático de la película el elemento que más atrajo a Farell y su sensibilidad creativa.  “Siempre es bueno poder llegar a alguna parte con los personajes. Empezar en un lugar, pasar por alguna experiencia y terminar en algún otro lugar. Es bueno que ese camino exista y que los propios hechos sirvan para darle forma al personaje como ser humano en lugar de que sea el personaje quien está ahí para darle forma a la historia.”

Farrell asimila la relación de James con Burke a la de un padre con su hijo. “Es una relación tirante.  James lo ve a Burke como la figura paterna, aun cuando Burke haga con él lo que quiere. Burke lo manipula, lo engaña, lo atrae y lo rechaza. Hace de todo con un propósito que termina funcionando.”

Donaldson, instintivamente, se dio cuenta de que Farrell era la elección justa. “Colin es un actor terriblemente talentoso y lleno de energía, que no anda preocupándose por verse constantemente bien.  Siempre estuvo preparado para lo que el guión le pedía en cada momento.”

Bridget Moynahan fue seleccionada como Layla Moore, otra recluta de la CIA. Ella había leído varias versiones del guión y su impresión sobre el personaje se mantuvo a lo largo de todas las lecturas. “Layla es una mujer muy inteligente, ambiciosa y decidida. Ella tiene fijada una meta y aparta todo lo que se le entrometa en el camino. Pero, al mismo tiempo, siempre está conectada con su corazón. Y, además, es sensible y trata de ponerse de acuerdo con sus sentimientos y con sus pensamientos a la vez, lo que creo que les pasa sólo a las mujeres de mucho carácter que aman su profesión. Definitivamente, ella es una mujer con la cual puedo trabar una amistad.”

Concretamente, los realizadores cinematográficos sabían qué tipo de mujer querían para el papel de Layla y Moynahan calzaba perfecto.  Barber observa: “Para el papel de Layla queríamos una mujer joven, no una chica.  Bridget es una gran actriz, que no solo es bonita sino también inteligente.  Se ve que tiene fuerza, tanto física como mental.  Y, de hecho, le da vida a Layla”.

Para el papel de Zach, cuyas intenciones levantaron las sospechas de Clayton desde el principio, lo eligieron a Gabriel Macht.  “El papel de Zach me parecía interesante porque compite con James por la atención de Burke. Creo que es el candidato perfecto para la CIA, porque acepta las reglas y lo cierto es que toda la vida quiso tener un puesto como este. Pero también me gusta que, en la CIA, como oficial de operaciones, nunca se sabe de dónde viene uno.  Zach siempre parece que esconde algo.  Las idas y vueltas del filme le dan mucho suspenso e intriga.”

Donaldson paladeaba la idea de trabajar con este grupo específico de actores, muchos de los cuales no eran particularmente famosos en el momento en que se hizo la selección. “Todos sabemos que es más difícil crear misterio con actores que son demasiado famosos. Que lo sean puede volverse en contra de la historia que estás creando. En cambio, esta combinación de actores muy famosos y otros que no lo son tanto me da más libertad como director.”

A pesar de que el tiempo era limitado, los actores hicieron muchas cosas para preparar sus papeles. “Para hacer la investigación correspondiente, yo leí varios libros. Por ejemplo, leí My Spy - A Memoir of a CIA Wife de Bina Cady Kiyonaga y The Book Of Honor de Ted Gulp, que estudia las vidas y muertes secretas de miembros de la CIA, además de una revista de inteligencia que me resultó increíblemente informativa y que se refiere a organizaciones como la CIA, NSA, MIG y el FBI”, recuerda Macht.  “Además, da la casualidad de que, el año pasado, filmé una película en la que hice a un miembro de la CIA que es especialista en vigilancia. Para ese papel, también había leído algunas cosas sobre la Fuerza Delta y, además, trabajé con un soldado comando del Ejército que me contó montones de historias acerca del entrenamiento que deben superar los que son, primero, comandos y, después, miembros de la CIA. Todo eso me vino muy bien.”

Pero mientras el elenco disfrutaba de sus personajes, a ninguno le gustaría ser miembro de la CIA en la vida real. Moynahan lo explica: “Una de las cosas que me dejaban pasmada cuando leía  historias sobre las vidas de algunos agentes era la capacidad que ellos tenían para mentirles a sus seres queridos. No puedo imaginarme a mí misma teniendo una doble vida. Es cierto que ese trabajo lo tiene que hacer alguien, pero tener que engañar incluso a aquellos a los que más quieres debe ser realmente muy difícil”.

Farrell visitó el campus del MIT para ver qué se siente siendo un estudiante allí, pero, sobre todo, trabajó con su acento. En esa tarea, se preparó con el entrenador de diálogo Michael Buster, que ya trabajó con Farrell en sus primeros cinco filmes americanos, incluyendo el éxito del año pasado, “Minority Report”. Durante tres semanas antes de filmar, trabajaron diariamente para cambiar el acento irlandés de Farrell y convertirlo en lo que Buster llama “un acento americano neutro que resulta difícil de adjudicar a ninguna región en particular. No hay rasgos que se puedan identificar claramente.” 

 

 

 

 

         

 

 

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