"ESTÁN ENTRE NOSOTROS"

de Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom

 

TÍTULO ORIGINAL: SHUTTER

ESTÁN ENTRE NOSOTROS (SHUTTER) es el primer largometraje de los audaces BANJONG PISANTHANAKUN y PARKPOOM WONGPOOM, una asfixiante e hipnótica historia de terror y fantasmas, exhibida con gran repercusión en la Sección Oficial del Festival de Sitges, y en numerosos festivales internacionales. A partir de fotografías periodísticas y policiales de hechos reales – específicamente, los disturbios ocurridos en Tailandia en 1973 – los realizadores tuvieron la ocurrencia de desarrollar una historia de terror sobrenatural basada en la aparición inexplicable de figuras espectrales junto a seres humanos en fotografías, con tanta eficacia como para convertir a ESTÁN ENTRE NOSOTROS en la película más taquillera de 2004 en su país de origen, Tailandia. PISANTHANAKUN y WONGPOOM llevaron a cabo una amplia investigación sobre casos reales de apariciones en imágenes de personas fallecidas, y además elaboraron el relato teniendo muy en cuenta tradiciones tailandesas de relatos sobrenaturales: “Estuvimos revisando muchas historias antiguas de fantasmas”, cuenta PISANTHANAKUN, “siempre preguntándonos cómo y porqué llegan a asustarnos tanto. El reto consistía en lograr recrear el mismo efecto en la pantalla. Nos concentramos en esta idea y la convertimos en un argumento con elementos clásicos de los cuentos de almas en pena y aparecidos, aunque con el ingrediente técnico contemporáneo de la fotografía como motor de la trama, que elaboramos con mucho cuidado para lograr un verdadero film de terror. A la vez, cuidamos mucho el aspecto visual y cromático de la película, en términos de iluminación y elaboración de la imagen, equilibrando los elementos de sorpresa con aquellos tópicos a los que el público de alguna manera está acostumbrado y espera encontrar”, concluye.
Avanzada la noche, en una carretera rural, Tun y Jane atropellan accidentalmente a una joven. Aunque huyen de la escena, y pretenden regresar a su quehacer cotidiano en Bangkok, pronto van a comprobar que la vida empieza a ser cualquier cosa menos cotidiana. Jane se ve asediada por terribles pesadillas, en tanto Tun, fotógrafo de profesión, percibe extrañas figuras espectrales que empiezan a aparecer en sus fotos. Ambos sospechan que los extraños hechos que viven tienen relación con el accidente, por lo cual deciden regresar al lugar del hecho para investigar, aunque allí no obtienen siquiera un rumor o una pista acerca de la suerte de la víctima. A la vez, los amigos más próximos de Tun van muriendo uno a uno. Tanto él como Jane saben muy bien que deben resolver el angustiante misterio antes de que éste comprometa más gravemente aún sus vidas.

PARKPOOM WONGPOOM se licenció en 2000 en la Facultad de Artes de Comunicación, en su departamento de cine y video, de la Universidad de Rangsit. Escribió y dirigió su primer corto, Luang Ta (2001), cuyo título significa "El viejo monje" en tailandés, poco antes de licenciarse. Luang Ta le granjeó inmediato reconocimiento y una sólida reputación tanto en su país como internacionalmente. El film fue seleccionado para participar en 2002 en el Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand; en el Festival internacional de cine de Singapur, en el Festival de cortometrajes asiáticos de Pusan, etc... En ese mismo año, Wongpoom finalizó su segundo cortometraje, In the eyes (2002), la historia de un chico que tiene su primera experiencia sexual, obteniendo una calurosa respuesta de la crítica y muy buena repercusión en festivales internacionales. Su primer largometraje, Shutter, ha sido el film más taquillero de Tailandia en 2004.
Largometrajes: "Shutter" 35mm, 95 minutos, 2004 / "Alone" 35 mm, 2006
Cortos: "Luang Ta" 35 mm, 8 minutos 2000 / "In the eyes" 16 mm, 14 minutos 2002

BANJONG PISANTHANAKUN se licenció en 1999 en la Universidad de Chulalongkorn, especializándose en cinematografía. Su primer cortometraje, Plae Kao (2000), resultó finalista al premio a la mejor película y al mejor guión en la competencia de cortometrajes cómicos Click Radio del Festival de Bangkok del año 2000. Más tarde, escribió y dirigió Colorblind (2002), otro corto exhibido con éxito en numerosos festivales internacionales, entre los que se cuentan el Asian Symposium de Singapur; el Festival de cine Raindance, en Londres; el Asiexpo en Lyon; el Toronto Reel Asian, de Canadá; el Festival de cine fantástico de Puchon, en Corea (2003); y la XXI edición del Festival de cine asiático y americano de San Francisco (2003). Pisanthanakun fue crítico cinematográfico de Starpics Magazine, una popular revista cinematográfica de Tailandia, y ha trabajado profesionalmente como ayudante de dirección en la realización de comerciales televisivos para su país.
Largometrajes: "Shutter" 35mm, 90 minutos, 2004 / "Alone" 35 mm, 2006
Cortos: "Plae Kao" 8 minutos, 2000 / "Colorblind" 13 minutes, 2002
De terrores tailandeses – Por Beatriz Martinez, en “Miradas de cine”
En los últimos años, varios han sido los países asiáticos que se han convertido en focos de irradiación de tendencias dentro del panorama de cine mundial, estableciéndose entre ellos una encarnizada lucha por la ocupación del trono de la modernidad fílmica. Agotado el entusiasmo por la moda del cine coreano, todas la miradas parecen centrarse en la pujante cinematografía tailandesa, que se encuentra en estos momentos en un estimulante proceso de dinámica efervescencia creativa, que la sitúan como una opción fresca y provocativa, capaz de conjugar en su interior la más variada red de líneas expresivas que se mezclan y se entrecruzan, conformando un revitalizador espacio donde siempre hay lugar para la experimentación, la reinvención o el reciclaje de los recursos expresivos, en una búsqueda de nuevos caminos tanto genéricos y estilísticos que abarcan desde el cine de autor (cuyos nombres más representativos son Apichatpong Weerasethakul, Pen-ek Ratanaruang y Wisit Sasanatieng), el cine de acción (con el binomio Prachya Pinkaew-Tony Jaa a la cabeza), y el cine de terror, de gran tradición dentro de la cinematografía tailandesa pero que en los últimos años ha sufrido una mutación para su acercamiento a los mercados internacionales.
El folclore tailandés está lleno de seres terroríficos, por ejemplo los grasueh, extrañas criaturas (normalmente femeninas) compuestas por una cabeza voladora que arrastra bajo su cuello todas las vísceras que puede contener un cuerpo humano: corazón, intestinos, pulmones... o las phrai, mujeres fallecidas al dar a luz y que vagan por el mundo en busca de víctimas con las que saciar su odio. Sin embargo, en los últimos años, estas especies autóctonas han sucumbido por culpa de la globalización, que afecta a todo el género de terror dentro de los países orientales, en beneficio de las ya cansinas y repetitivas niñas de los pelos largos de inspiración japonesa.
La primera película de terror thai que tuvo cierta repercusión a nivel internacional fue Nag Nak (1998) de Nonzee Nimibutr, una revisión de un cuento popular plasmado en la pantalla al estilo de los clásicos de los años setenta, en la que se narra la historia de un soldado que tras regresar a su casa se encuentra con el espíritu de su mujer, muerta durante su ausencia. Sin embargo fueron los hermanos Pang los que se encargaron de situar el cine de terror tailandés en el punto de mira gracias a su film The Eye (Jian gui, 2002), un estilizado ejercicio visual con reminiscencias a El sexto sentido (The Sixth Sense, 2000), dotado de un excelente ritmo narrativo y un dosificado y elegante tratamiento del horror. Muchas fueron las secuelas que originó la película, que como siempre acabaron agotando la fuerza y la originalidad que pudiera tener la primera versión. Otros hitos del terror thai de los últimos tiempos han sido el episodio de la coproducción panasiática Three (2002) de Nonzee Nimibutr, Necromancer (2005), un thriller de gran presupuesto que mezclaba acción, crimen y magia negra, Art of the Devil (2004) de Tanit Jitnukul, de la que se acaba de realizar su continuación, todavía más salvaje que la anterior, y sobre todo Shutter, de dos jovencísimos directores, Banjong Pisanthanakun y Parkpoon Wongpoom, que han conseguido sin esfuerzo colocar su ópera prima en las pantallas de todo el mundo y acercarse con éxito a la mayoría de festivales especializados en género fantástico.
Quizás el aspecto más atractivo de Shutter radique en la posible cercanía y credibilidad de su planteamiento. ¿Quién no ha creído ver en alguna de sus fotografías una sombra misteriosa similar a un espectro? Basta con enchufar una noche de domingo el psicotrónico programa de Iker Jiménez, «Cuarto Milenio», para comprobar que hasta se le dedica todo un espacio a estas circunstancias. Y es que al parecer, fue precisamente un espacio de televisión el que dio origen al proyecto, ya que éste se dedicaba a recopilar las fotografías en las que de una u otra manera aparecían entes o figuras de naturaleza inexplicable. La pareja de directores se puso en contacto con el programa para acceder a este material y así poder utilizarlo como base constitutiva, como documento casi de carácter verídico para la construcción del film.Y es que para muchos Shutter puede parecer una cinta más de terror asiático, pero contiene algunos elementos que logran singularizarla y dotarla de cierta personalidad que la alejan del magma de títulos clónicos que nos invaden en la actualidad. Uno de los más importantes es la forma en la que se utiliza la fotografía como leit motiv de todo el proceso argumental. Y es que los seres de ultratumba parecen mostrar predilección por alertar y asustar a los mortales a través canales alternativos que se sitúan en un plano de percepción indirecto. Es el caso de The Ring (Ringu, Hideo Nakata, 1998) en el que el fantasma utiliza una cinta de vídeo para lanzar su maldición, o de Llamada perdida (Chakusin ari, Takashi Miike, 2003) en la que una melodía de móvil avisa de la muerte inminente de su propietario.
Quizás Shutter vaya más allá en este aspecto, al erigir la fotografía como eje fundamental de todo el mecanismo de desvelamiento de los enigmas que se van planteando en la narración. A través de ella conocemos a los personajes, sus miedos, sus secretos más ocultos... y a la vez va proporcionando pistas que ayudan en el desarrollo detectivesco de los actos. Por eso no es de extrañar que hasta el primer revelado de las instantáneas no se produzcan acontecimientos inquietantes, o que sea un retrato la forma elegida para que se resuelva la clave de misterio que esconde el film. El inocente acto de tomar una fotografía se tiñe en Shutter con las notas de la incertidumbre y la inquietud más malsana. Esto provoca una indirecta reflexión acerca del arte de captar imágenes. ¿Es real lo que vemos, se encuentra filtrado por nuestro punto de vista o nuestra sugestión? ¿Es capaz una cámara de captar el alma de las cosas, de reflejar su esencia? ¿Puede capturar aquello que a nuestra vista pasa desapercibido? ¿Tomamos fotos para no olvidar lo que una vez fuimos en el pasado, para recordar aquellos momentos que tuvieron cierta relevancia en nuestras vidas y que necesitan ser inmortalizados para no perderse en los recuerdos difusos de nuestra memoria...?
Estas son alguna de las cuestiones que quedan planteadas de manera implícita en Shutter. Al final, el fantasma sólo es un medio para que el protagonista no niegue su pasado, tome conciencia de sus errores y los asuma si quiere seguir adelante. A veces la verdad que plasman las fotografías es mucho más terrible que cualquier espíritu vengativo. Por eso el film termina siendo un tratado sobre la culpa, sobre el sentimiento de desazón que se siente al descubrir que las cargas en la conciencia no desaparecen ni siquiera cuando crees haberlas enterrado para siempre. El lastre moral, el peso del remordimiento es el verdadero fantasma que acecha y se encarga de juzgar nuestros actos y actitudes, una filosofía bastante arraigada dentro de la cinematografía tailandesa, como se puede comprobar en todas y cada una de las obras de Pen-ek Ratanaruang.
No podemos decir que Shutter sea una película imprescindible, ni tampoco perfecta, pero sí honesta y un producto de terror digno. Pisantanakun y Wongpoom son dos jovencitos de veintipocos años, y esta es la primera vez que se ponen detrás de la cámara. El caso es que saben cómo manejarla, cómo pulsar las teclas adecuadas para crear con ella misterio, y emplean de manera eficaz todos los recursos fílmicos que tienen a su alcance: montaje, efectos sonoros, música... de forma que consiguen establecer un clima de constante turbación que atrapa, entretiene y asusta de verdad. Hay que reconocer cierto virtuosismo a la hora de planificar escénicamente algunos fragmentos, como el que se desarrolla en la sala de revelado o aquél en el que el protagonista es sometido en la oscuridad a una sesión de fotos por el fantasma, viendo únicamente su rostro iluminado a través de los flashes de la cámara. En general se aprecia un minucioso cuidado por el detalle, por una depurada plasmación de la imagen, siempre a través de la creación de planos que intentan diseccionar al mismo tiempo la naturaleza perceptible y la íntima de unos personajes atrapados por el obturador de una máquina que les obliga a mirarse a sí mismos, a reflejarse en el espejo de sus propias miserias, de sus propias mentiras. El ojo de una cámara inquisitiva con conexión con el más allá al que no se le escapa ni un solo detalle de cada uno de nuestros actos bochornosos. Tendremos que estar atentos por si la próxima vez que nos saquen una foto, salimos borrosos.
 

ESTÁN ENTRE NOSOTROS – Título original: SHUTTER – Origen: Tailandia – Año: 2004 – Duración: 97 min.
Dirección: : BANJONG PISANTHANAKUN y PARKPOOM WONGPOOM.
Guiòn: BANJONG PISANTHANAKUN, SOPHON SUKDAPISIT y PARKPOOM WONGPOOM.
Producción: YODPHET SUDSAWAD.
Música: CHARTCHAI PONGPRAPAPHAN.
Fotografía: NIRAMON ROSS.
Montaje: MANOP BOONWIPAS y LEE CHATAMETICKOOL.
Diseño de producción: SURAS KARDEEROJ.
Dirección artística: TERANET JONGARAMRUNGRUENG y KAMOLWAN WIRIYAPAKDEE.
Vestuario: PRACHARAPHAN SATHITRACHOT.
Elenco: ANANDA EVERINGHAM (Tun), NATTHAWEERANUCH THONGMEE (Jane),
ACHITA SIKAMANA (Natre),UNNOP CHANPAIBOOL (Tonn),
CHACHCHAYA CHALEMPHOL (Mujer de Tonn), ABHITAJI JUSAKUL (Editor),
JITRADA KORSANGVICHAL (Enfermera), SIVAGORN MUTTAMARA (Meng),
TITIKARN TONGPRASEARTH (Jim).

 

 

 

 

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