"HABANA BLUES"

de Benito Zambrano

 

  SINOPSIS

Ruy (Alberto Joel García) y Tito (Roberto Sanmartín) llevan años orquestando en común la melodía de su sueño: convertirse en estrellas de la música. Sus partituras se han convertido en la banda sonora que alumbra las estrechas y apasionadas relaciones del maravilloso grupo de colegas que ambos comparten.
Tito vive con su abuela, una gran dama de la música, tan elegante como única. Ruy, en cambio, vive con la madre de sus dos hijos, Caridad (Yailene Sierra), una joven luchadora que sostiene a la familia gracias a la elaboración de artesanías. La pareja combate el crepúsculo de su relación con el luminoso apoyo del mismo grupo de amigos. Pero un buen día, una pareja de productores españoles que ha descubierto hace semanas el extraordinario talento de Ruy y Tito les propone una oferta internacional. De pronto, los dos músicos se verán inmersos en un serio dilema. ¿Estarán dispuestos a dejar sus profundas relaciones atrás para abrazar su sueño?
Tras cinco años desde su último éxito cinematográfico, Benito Zambrano regresa a las pantallas españolas, el 18 de marzo, con una historia sobre las relaciones de amor, familia y amistad de dos jóvenes, donde el escenario de la música en Cuba sirve como telón de fondo de una comedia de sentimientos que podría ocurrir en cualquier país del mundo.
 

SOBRE LA PELÍCULA
HABANA BLUES es Cuba, música pero, sobre todo, sentimientos. Y es que las relaciones humanas siempre han sido fundamentales en las historias que rueda Benito Zambrano. Así, Cuba sólo es el escenario, el pretexto, para hablar de experiencias universales como la amistad, el amor, la familia, los miedos, el deseo de triunfar... “Sentimientos que son iguales en todas partes”, dice el director. “Es algo que comprobamos con SOLAS: en todos los festivales a los que fuimos nos dimos cuenta de que el ser humano tiene la sangre del mismo color en todas partes. El celo, la soledad, la envidia, el amor... y las historias cuando superan el elemento particular y entran en lo universal que tiene todo ser humano, tocan a todo el mundo. En Ecuador y en Suiza”
“En un trasfondo donde la risa y los sentimientos conviven con naturalidad, el problema del desarraigo cultural y emocional se manifiesta a través de los protagonistas que buscan su propio camino en una bella metáfora de la dignidad”, explica Benito Zambrano. “A pesar de ser nuestra película un drama con todos sus ingredientes, nuestros personajes sabrán sacarle carcajadas a los espectadores”. “No es sin embargo –afirma Zambrano- una comedia ligera, es una comedia de sentimientos. Cuba, sobre todo y a pesar de todo, es un país de sentimientos: alegre, dinámico, que sabe encontrar el lado divertido de las cosas, y musical... ¿hay otro rincón del mundo que sea más musical que Cuba? Sería imposible imaginar a Cuba en silencio, sin un acorde, sin un instrumento”.
En palabras de su director, HABANA BLUES es una película muy vital, llena de energía, de sentimientos y de emociones. Para su productor, Antonio Pérez, es una moderna historia de amor, música y amistad.
En este sentido, los espectadores de todo el mundo pueden conectar con HABANA BLUES y con unos personajes que sufren, lloran, sonríen, tienen tentaciones, dudas, incertidumbres.... La amistad entre dos hombres que puede llegar a romperse por la necesidad de salir del país; la madurez ético-moral y artística que se obtiene después de haber superado una serie de dificultades o los deseos de triunfar y de vivir a pesar de los problemas que se atraviesan.... son ejemplos de las ideas centrales en las que está basada esta historia, según señala Zambrano.
Para todos los que han participado en HABANA BLUES este proyecto ha sido algo muy especial. Benito Zambrano vuelve a las pantallas de cine cinco años después del éxito de su anterior largometraje, con una historia concebida e inspirada durante aquellos años que vivió en Cuba. Allí se licenció en Guión y Dirección por la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, en La Habana. “Cuba ha significado para mí mucho más que el marco en el que me formé como cineasta”, cuenta. “Allí amé, creé, trabajé, hice muchos amigos y seguramente algún enemigo. Con el tiempo se fueron asentando mis vivencias en ese país donde nunca me sentí extranjero”.
Además, para los actores que interpretan a los tres protagonistas, Alberto Joel (Ruy), Roberto Sanmartín (Tito) y Yailene Sierra (Caridad), HABANA BLUES ha sido algo muy especial, muy íntimo y cercano. Dan vida a dos buenos amigos unidos tras un sueño casi imposible y a la mujer de uno de ellos, una joven luchadora también inmersa en las dudas y la esperanza de un futuro mejor. La propia experiencia de los tres actores les ha enseñado a entender mejor a sus personajes.
Explica Alberto Joel: “para mi, Ruy es un tipo súper entregado a su música: está ciego por lo que hace y no hay forma de hacerle cambiar la mirada. En su escala de valores lo primero es la música, luego sus hijos y ya, después, su mujer. No es un ejemplo de marido y no es tonto para nada, se da cuenta de ello. Le duele, pero no puede ser de otra manera. Hay algo en Ruy que puede hacer pensar en el estereotipo de cubano mujeriego y chingón, pero esa es una imagen demasiado pobre para describir su complejidad. Es un personaje muy bello: tan vitalista como triste”.
“Me parezco mucho a Ruy -añade- y su historia me tocó muy de cerca porque yo era músico antes que actor. Y pasé muchas calamidades. Puedes tener mucho talento y no llegar a ser reconocido: es una realidad muy dura. Yo dejé la música porque no me daba resultado. Comencé a los 18 años. Aprendí guitarra, pero vivía malamente. Así que ya te puedes imaginar: la historia me tocó muchísimo. Además, Benito siempre te ubicaba en la trama, te hacía sentir hasta el ritmo de los sentimientos del personaje, los latidos de su corazón”.

“Ruy es un tipo mujeriego. Yo también lo soy, pero no tanto. Él es obsesivo con las mujeres y en eso nos distinguimos. Y en esa onda súper loca que tiene….Vive en el aire, en su música, se abstrae, se olvida de la realidad. Hasta que se asienta en sus ideas. En esa búsqueda incansable sí que se le podría entender casi como a un alter ego de Benito”.
El amigo inseparable de Ruy es Tito (Roberto Sanmartín). Vive con su abuela, una gran dama de la canción cubana, y está muy unido a su compañero de aventuras, partituras e ilusiones. “Tito ha llegado a un punto en el que choca hasta con el aire. Es un personaje que tiene que salir, que respirar en algún otro lado, aunque sólo le sirva por tres meses, aunque sólo sea para pensar que debe volver al lugar del que se fue”, explica Sanmartín.
“Es una película muy humana, de personas y no de personajes. Y habla del amor, la amistad, la lucha para lograr cualquier cosa, por conquistar tus sueños. Habla de todo lo que se tiene que ir dejando en el camino para alcanzar lo que buscas. Siempre hay que dejar algo atrás. Me parece un gran drama con algo de comedia”, define Roberto Sanmartín.
“En la película –añade Alberto Joel- se abordan temas muy duros como la emigración y la miseria; pero también se tratan cosas más simpáticas, como los avatares de la vida del cubano. Y luego están las historias de amistad que se tejen entre los personajes, la intensidad de la vida familiar… Pienso que, ante todo, es una historia profunda”.
Yailene Sierra también ha pasado por difíciles dilemas en su propia vida que le han ayudado a comprender a la Caridad de HABANA BLUES. “Con el paso del tiempo me he ido tropezando con situaciones como las que describe la película”, afirma. “Mi anterior pareja era un creador obsesivo, muy bello..., un poco como Ruy, mi marido en la ficción. Eran tiempos muy duros. Y en ese punto me encontré con una de las relaciones más intensas de mi vida, me tuve que separar de mucha gente a la que quería. Fue una experiencia difícil pero no me arrepiento de haberla vivido, me aportó muchas cosas”. “Muchas veces he querido ser una mujer como Caridad: una mujer que se enfrenta a la supervivencia con fuerza, que saca a sus hijos adelante, que debe elegir dilemas tan difíciles”.

Caridad, según Yailene Sierra, es una mujer llena de esperanzas y en el fondo no importa tanto que decida irse de Cuba o no. “Caridad sería la misma mujer en Cuba que en México o en Madrid: no importa dónde estés sino cómo seas. Es una mujer íntegra, cuya vida se ha vuelto cada vez más difícil. Su familia ha llegado a una situación límite. Ella necesita ayuda espiritual, necesita a alguien que le apoye más que su marido. A ella le gustaría estar con Ruy pero se da cuenta de que no se siente completa y toma una decisión casi desesperada, no le queda otra elección. Pero le queda la esperanza del futuro”.
“Yo conozco a muchas mujeres como Caridad en Cuba. Muchas se han ido; otras se han quedado. Han elegido diferentes caminos y han tenido que buscarse la vida, han renunciado a muchas cosas. Yo admiro a esas mujeres porque aman la vida por encima de cualquier otra cosa”.
En HABANA BLUES Benito Zambrano mira de frente la realidad sociocultural cubana. “He intentado hacer una película muy desde dentro del país, acercándome un poco a sus entrañas. Me gustaría haberlo conseguido y que la gente no distinga si el director es o no cubano. No me gustaría que la historia se viera como la ambición de un extranjero. Creo que es una mirada fresca y actual, que le muestra al espectador de fuera cómo es la gente joven de allí. Al menos, una parte. A ese nivel puede ser atractivo”, comenta el director.
Y es que HABANA BLUES sabe transmitir esa magia especial que tiene Cuba. “Es un país destrozado, lleno de tantos elementos negativos... Y sin embargo, su forma de vivir la vida y su forma de ser es increíble. Las relaciones humanas, el trato que tienen entre ellos... generan un exotismo magnético para cualquier extranjero. En Cuba cada día es una aventura distinta”, describe Benito Zambrano.
“Creo que el retrato de Benito es suave, delicado. No ha buscado el recreo en la miseria ni la exageración de lo próspero”, afirma Yailene Sierra.
Osvaldo Doimeadios interpreta a Rober, un personaje vital y entusiasta que es el puente entre los productores españoles y Ruy y Tito. En su opinión en Cuba hay mucha gente como la que describe Zambrano en esta película. “Yo respeto su mirada, entre otras cosas porque la ha vivido, disfrutado y sufrido como nosotros. Él estudió cine aquí y tiene una mirada honesta. Me gustó mucho su respeto a la elección del ser humano. Urdir una trama donde los personajes se aceptan cuando son distintos es algo muy bueno tanto para los cubanos como para los españoles”.
“Lo importante –añade- es que Benito ha hecho una película que se erige por encima de la ficción. Y eso lo hace más genuino y auténtico. Las visiones que se tienen sobre Cuba son muy maniqueas y en ésta película ha logrado despojarse de todos los tópicos”.
“Mi única pretensión –explica Zambrano - es que cuando el espectador vea esta película, no sólo disfrute visualmente del maravilloso “decorado” de La Habana, sino que ésta le transmita, de una manera musical, original y directa, un sentimiento de autenticidad, la de ver a seres humanos buscando su lugar en el mundo que les tocó vivir”.

EL GUIÓN
Han pasado doce años desde que Benito Zambrano estudió en La Habana. “Yo me fui siendo muy chico y allí fui el hombre más feliz del mundo. Aprendía todo el día cosas nuevas”. Según explica, la idea del guión de la película surge como un homenaje al pueblo que conoció durante esos años, de 1992 a 1994, un homenaje “a su dignidad, a su alegría; y como un exorcismo personal, no de mis sentimientos por este país, sino de mis compromisos como creador ante su gente”. “Se puede decir –añade- que cuando llegué a Cuba estaba embarazado de SOLAS y luego me embaracé de HABANA BLUES”.
La idea surgió escuchando un concierto de uno de los grandes de la nueva música cubana. “Viéndolos a ellos, se me detonó la historia de un músico negro. Hice unos primeros borradores en el 94 y en el 96 ya eran un primer guión. Entonces decidí que era el momento de ponerme en marcha. Tenía SOLAS y NEGRO, que es como se llamaba originalmente HABANA BLUES. Y como sucede con todas las ideas, con el paso del tiempo mutó”.
Cuenta Zambrano que en 1997 tenía los dos guiones en la maleta y volvía a España. En Cuba conoció a Antonio Pérez, que es el productor de las dos películas y le pasó los dos proyectos. “Yo entonces quería hacer HABANA BLUES, pero era más complicado: el guión era más incompleto y Antonio decidió con muy buen criterio que nos sería más fácil hacer SOLAS. Y la hicimos. A mí la extraordinaria acogida de SOLAS me descentró un poco, no me la esperaba”.
Antonio Pérez, productor de la película, recuerda aquellos primeros pasos: “Cuando conocí a Benito en La Habana, me “impuso” un proyecto de título NEGRO. Era una original historia de amor con un toque de realismo mágico latinoamericano de una gran fuerza y calidad de escritura”. Una vez reeditado y orientado el proyecto, Antonio Pérez cambió el título y logró una pre-financiación en coproducción con Francia.
Entonces, Benito le enseñó el guión de SOLAS y todo cambió. “En mi entorno pensaron que había enloquecido por el cambio de una película atractiva y abierta por otra dramática, dura y difícil. En realidad, sólo estaba posponiendo el proyecto, ya que pensé que, como primera película, era mejor SOLAS para la carrera de Benito, aunque yo las pasara canutas para financiarla”. “Después retomé HABANA BLUES. Benito tenía ya una experiencia acumulada, muy útil para una película que es muy compleja. Pero Cuba y La Habana habían cambiado mucho…”
A pesar del éxito internacional de SOLAS, vendida en más de 50 países, la financiación fue larga y compleja hasta conseguir el dinero que se necesitaba. “Después de tres años de preparación, investigación, desarrollo y escritura, tuvimos un guión nuevo y apasionante”, recuerda Antonio Pérez.
En el 2000, después de rodar la serie de televisión “PADRE CORAJE”, Zambrano retomó HABANA BLUES. Al recuperar el proyecto regresaron a La Habana para actualizar el guión. “Y nos encontramos – explica- con que la música y su realidad sí habían cambiado un poco. Yo recordaba una onda un poco más en plan trovador, tipo Ismael Serrano, Pedro Guerra... Pero cuando volví a Cuba me encontré con la influencia del hip hop y de otras tendencias que se me escapaban. De manera que nos pusimos a investigar, a conocer músicos... y de ahí surgió el nuevo planteamiento, que nos ha llevado dos años”.
“Durante mucho tiempo – continua Zambrano- pensé qué historia contar y cómo contarla. Convencido de que son los propios artistas y cineastas cubanos los que deben tratar los problemas de su país, llegué a la conclusión de que no podía plantearme una historia que profundizara en una aproximación crítica a la realidad cubana, pues ya había demasiados extranjeros que intentaban decirles a los cubanos qué está bien y qué no y no quería caer en esa misma pretensión. Por todo esto, decidí que debía buscar una historia que partiendo de un contexto muy concreto, el cubano, fuera caminando hacia un terreno lo más universal posible y que los temas centrales fueran atractivos pero distantes de unos conflictos muy particulares”.
Un sólido trabajo de desarrollo y documentación permitió al equipo de realizadores de la película “estar en la posición correcta para ofrecer en esta película un retrato real de la esencia de este lugar maravilloso, a menudo manipulado por tópicos injustos y parciales”, manifiesta Zambrano.
En opinión de Ernesto Chao, co-guionista con Zambrano, hubo muchos momentos de discrepancia a la hora de crear la historia de HABANA BLUES. “Independientemente de coincidir en muchos de los puntos de vistas sobre Cuba, hemos tenido experiencias vitales muy distintas, por lo que hemos discrepado en puntos importantes a la hora de hacer el guión. A pesar de ello siempre nos hemos respetado. Nunca hemos puesto el punto final hasta encontrar una solución. Recuerdo semanas de estar trabajando 10 y 12 horas y no escribir ni una sola línea, hablando y discutiendo hasta que encontrábamos la solución, hasta que él creía en esa solución”.
“La mirada que hacemos de La Habana –añade Chao- es siempre tierna, cálida, con sus puntos negros, poniendo a veces los dedos en la llaga. Nuestra intención ha sido contar la vida tal cual, darle un tajo con un bisturí, hablar de la familia cubana, de la dignidad que tiene este pueblo a pesar de los problemas que conlleva pertenecer al tercer mundo, y del significado que tiene para un cubano vivir fuera de Cuba. Yo, como cubano que soy, creo que ha sido una mirada muy honesta, que refleja el amor que Benito siente por este pueblo. Es su homenaje a Cuba”.
Y, como tantas veces sucede en el cine, en HABANA BLUES también la realidad supera la ficción. “En Cuba, cualquier chorrada, aún siendo invención, te la encuentras luego por duplicado”, comenta el director. “El amor, el desamor, todo lo que sucede con el paso del tiempo es todo el pasto del que la imaginación se alimenta. En Cuba la realidad tiene un poso de surrealismo que no se encuentra sólo con la imaginación. Más de una vez he escrito cosas que consideraba excesivas y luego me las he encontrado en la realidad y eran mucho más fuertes”.
“Las historias – añade- te vienen de dónde te vienen. No calculo, ni me preparo lo que haré el año que viene. Es algo mucho más espontáneo y libre. Sólo procuro que la historia esté bien contada, que no aburra y explicarla de la manera más sencilla y que mejor llegue. Mi única meta es que eso guste, emocione, entretenga, llegue al corazón de la gente. Lo que tú quieres es que lo sienta el mayor número de gente”.
“Benito – cuenta Alberto Joel- partió más de la realidad que de la fantasía: buscó localizaciones muy específicas, relaciones humanas desde un profundo realismo. Él dice que hay cosas que no se crean sino que están y la única forma de explicarlas es registrarlas”.
Para Antonio Pérez, productor de la película, este film generará una perspectiva distinta de Benito como cineasta, “al que si no, habría quedado encasillado quizás, después de SOLAS, como autor dramático, línea dura”.
“Mi relación con Benito Zambrano viene de hace mucho tiempo y aunque es muy difícil trabajar con él porque es muy exigente, siempre esta seguro de lo que no quiere y hasta que no ve claro lo que quiere es difícil que de el sí. Hemos tenido momentos muy duros en esta y otras ocasiones, pero hemos salvado nuestra relación y al cabo del tiempo siempre nos hemos reencontrado. Por eso quiero agradecerle la confianza que ha puesto en mí. He aprendido mucho”, afirma Ernesto Chao de su trabajo de co-guionista junto a Zambrano.

SOBRE LA PRODUCCIÓN
HABANA BLUES comenzó a rodarse el 18 de mayo de 2004 y se finalizó el 1 de agosto de 2004. Rodada íntegramente en La Habana y puntualmente en Cienfuegos (Cuba), se buscaron casi 50 localizaciones para desarrollar 84 sets diferentes durante las diez semanas que duró el rodaje. El equipo de dirección y producción de la película buscaba actores noveles y al casting se presentaron más de seiscientas personas. El coche, un Chevrolet del año 52, se eligió entre más de cuarenta registrados.
Uno de los aspectos más complicados de la película ha sido que se ha rodado íntegramente con sonido directo. “Para un sonidista es un lujo poder hacer que el sonido directo y la música funcionen conjuntamente”, explica Jorge Marín, jefe de sonido. “En este sentido –añade- el trabajo de Leyva con los actores ha dado un resultado excelente y eso me ha facilitado mucho el trabajo. Han aprendido a cantar y a tocar los instrumentos y la sincronización en el doblaje musical ha sido excepcional”. El sonido ha sido utilizado en rodaje con todas sus pistas, y en el montaje con planos sonoros de todos los instrumentos y mezclados en 5.1 para salas y DVD.
Se grabaron las actuaciones musicales completas con multi-cámaras y se montaron más de 11 vídeo-clips. “A pesar del rodaje en súper 16 mm., - explica Antonio Pérez- todo la postproducción se ha realizado en alta definición digital, para conseguir un sencillo acabado, casi de documental, de gran naturalidad, aunque todo estaba muy preparado y controlado para conseguir esos “sencillos״ resultados”.

EL RODAJE
Cuenta Antonio Pérez que la preparación de HABANA BLUES fue exhaustiva, “sobre todo en la preselección de actores y músicos, en un país con dificultades logísticas y de infraestructuras básicas. Vimos a más seiscientos, con la rigurosidad con que Zambrano suele hacer este trabajo. El cuidado extremo en la selección es una de las razones por la que los actores están tan bien en sus películas. Luego los músicos pasaron por clases de actuación y los actores de música”.
En opinión de uno de los protagonistas de HABANA BLUES, “la forma de rodar de Benito es exhaustiva hasta el agotamiento”, dice el actor y músico Alberto Joel. “Te saca el zumo, te exprime. Su curiosidad no tiene límites: es una persona que siempre parece estar buscando algo. Así que mientras nosotros dormíamos, él continuaba con su búsqueda. Y siempre amanecía con la nueva escena. Te la daba, te maquillaban y te la estudiabas. Luego, a la hora de rodar, podía abundar en su búsqueda hasta en veinte o en veinticinco tomas fácil. Supongo que eso le habrá permitido hallar la máxima exquisitez en lo más mínimo. Analiza cada plano hasta su último detalle, todo lo contenido en un encuadre pasaba su estricta supervisión”.
“Empecé a entender a Benito -dice Joel- a partir de la tercera o de la cuarta semana de rodaje. Entonces comprendí que el guión que me estaba estudiando no era el que luego tendría que recitar al día siguiente. Benito está lleno de grandes ideas y es muy introvertido, muchísimo, nunca sabes lo que está pensando y no es nada complaciente: jamás te dice qué le parece lo que has hecho. Simplemente insiste hasta que queda conforme”.
El eficiente calendario de producción exigía de todo el mundo una concentración y una energía máximas, pero fue una tarea realizada con amor y la máxima ilusión. Para Roberto Sanmartín (Tito) uno de los aspectos más difíciles del rodaje fue convertirse en músico sin serlo. “En la película nosotros hacemos de músicos. Tuvimos que entrenar duramente para aprender a tocar diferentes instrumentos. No fue un aprendizaje fácil, pero a todos nos apasionó hacerlo”.
“Conozco a los personajes de Tito y Ruy desde hace 10 años. Han ido cambiando, madurando, igual que ha sucedido con muchos pasajes de la trama. Comencé a vislumbrar a los personajes, a ubicarlos en casas, a asistir con ellos a audiciones, a caminar juntos por las calles de una ciudad que también iba cambiando de año en año, transformándose, a veces desapareciendo, otras resurgiendo de las ruinas, pero siempre presentes”, explica Juan García Prieto, director de arte.
Aunque se plantearon una multitud de posibilidades a lo largo de los años en que se gestionó la película, según cuenta Juan García Prieto, el primer paso del rodaje de HABANA BLUES fue encontrar el ambiente justo de la realidad que se adecuara a la historia y respetar al máximo los lugares donde ocurrían parte de los hechos que aparecerían en la película. “Esta sería la primera opción: encontrar el ambiente y adecuarlo a la imagen”, cuenta. “De no poder localizar en el sitio real, entonces, recrearíamos el mismo en algún otro parecido o en última instancia lo reproduciríamos en estudio, cosa que sólo ocurrió al utilizar el sótano del estudio del foro del Instituto Cubano de Cine, convertido en sótano del viejo teatro que aparece en la película”.

En segundo lugar, se planteó el principio del contraste como elemento ordenador. “Buscar contrastes para ver más y mejor”. En este sentido, se diferenciaron tres niveles: los ambientes nuevos, diseñados y construidos recientemente; los ambientes mantenidos, los que de alguna manera han logrado un nivel de mantenimiento y de adecuación; y los ambientes deteriorados, aquellos que han sufrido el abandono o la imposibilidad de arreglos. Este juego de posibilidades aportó seis variantes básicas de agrupamiento para confrontar y contrastar la imagen ambiental del filme. “Después, según la caracterización socio cultural, estos mismos ambientes irían tomando sus matices particulares, donde marcaríamos también toda posibilidad de contrastes”.
Así, a lo largo de la película, los personajes se mueven entre los diferentes ambientes que aporta La Habana marcando peculiares contrastes. “Así, por ejemplo, los empresarios españoles se mueven en ambientes oficiales nuevos –como el hotel Meliá donde se hospedan-, buscarán un local de ensayos -que pueden pagar- también nuevo. Sin embargo, los atenderán en una estación de radio mantenida oficialmente como se ha podido, o la recepción que les ofrecen, al igual, se producirá en un espacio semejante y visitarán lugares para las audiciones en estado de deterioro”.

DESARROLLO DEL CASTING

El casting de HABANA BLUES se hizo con la idea de buscar a nuevos actores. “Necesitábamos actores desconocidos. De hecho, la gran mayoría de los que aparecen en la película lo son. Fue duro porque en Cuba no hay agencias, no hay bases de datos ni archivos donde estén contenidos actores profesionales o aspirantes a serlo”, recuerda el director.
Para superar esta limitación, el director y los productores convocaron el casting por su cuenta al que se presentaron más de seiscientas personas. “Buscábamos los personajes que estaban descritos en el guión”, dice Zambrano. “Hasta que nos dimos cuenta de que podíamos adaptar el guión a los encuentros que nos ofreció la realidad, actores que nos gustaban pero que no se correspondían estrictamente con la descripción del guión. De manera que lo que se podía cambiar se cambió: si el guión quería un protagonista negro y al final el que encajaba era un blanco, pues lo cambiábamos: no es una película racial para nada. Fue un rompecabezas, costó mucho”.
Después se buscaron grupos de músicos. Más tarde, a músicos haciendo de actores y, por último, a actores haciendo de músicos. “Como los protagonistas de la película son músicos en la ficción hubo que organizar un taller de casi dos meses para familiarizarles con los instrumentos. Fue tan duro como bonito”, evoca Zambrano.
“Benito Zambrano en ese sentido ha sido muy audaz, exquisito y exigente. Él siempre quiere lo que no tiene. Y creo que así debe ser”, indica Juan Antonio Leyva productor musical de la película. “Mi trabajo ha sido -señala- trabajar, por un lado, con los actores -que han aprendido a cantar y a tocar los instrumentos- y, por otro, con los músicos -que han hecho la banda sonora-. Conjugar todo esto ha sido durísimo pero creo que el resultado es fantástico”.
El casting de HABANA BLUES ha sido “el más grande que se ha hecho en esta isla (Cuba) en los últimos tiempos”, cuenta Roberto Sanmartín, para quien esta película es la primera producción importante que realiza. “Yo es que no era actor. Quizá fue por rebeldía, porque la interpretación estaba a la orden del día en mi casa. Mi mamá es actriz... y es muy conocida aquí en Cuba. Al principio me resistí a seguir sus pasos, pero más tarde trabajé en teatro y esta es mi primera película importante. Estoy feliz”.
A Roberto Sanmartín su personaje de Tito le cautivó desde la primera lectura. “Es el trabajo del que estoy más orgulloso. Rompí con una línea de interpretación distinta. Tito y yo tenemos conflictos muy similares. Como cualquiera que viva en éste país. Aunque quizá él se enfrente distinto. Es más apasionado, más impulsivo. Benito Zambrano me decía que tenía que ir “de 0 a 100 en cinco segundos. Ha sido una experiencia inmejorable”.
Pero fue complicado encontrar al actor que iba a dar vida a Tito. “Buscaban un negro que no apareció. Entonces empezaron a buscar mulatos y finalmente decidieron que un blanco podría encajar. Yo fui con unas trenzas, me puse todo lo más negro que pude y parece que, al final, a Benito le gustó. Estuvimos una semana de pruebas y funcionamos”.

“Lo que más me gusta de Benito -dice Roberto Sanmartín- es la libertad que te concede como actor. No te impone ni te frustra. Prueba mucho. Me concedió espacio para incorporar cosas al personaje y no tuvo que darme demasiadas instrucciones, enseguida conectamos y supimos darle a Tito la personalidad que requería”.
Tampoco fue fácil encontrar a Caridad. “A veces las cosas te llegan por magia. Yo había pensado muchas veces en poder interpretar a un personaje como el de Caridad. Muchas veces he querido ser una mujer como ella. Me preparé mucho para la lucha del casting y había grandes actrices cubanas peleando por el papel. No sé si era yo la que lo merecía, esas cosas nunca se saben. Pero fue una suerte tremenda. Haber hecho una película tan bien escrita y tan emocional como ésta es el sueño de mi carrera”, explica Yailene Sierra. “Mi personaje me ha dejado una incertidumbre tremenda, porque es un sueño muy antiguo. Se parece tanto al personaje que siempre había soñado hacer... que ahora no sé en qué soñar”.
Ruy, el marido de Caridad, está interpretado por Alberto Joel. “El trabajo con Benito fue muy intenso, es un tipo muy fuerte que llega a agotarte. Yo buscaba un referente y me di cuenta de que Ruy tenía la suficiente envergadura para prescindir de cualquiera. Al principio Benito me dijo para orientarme que buscaba a un Lenny Kravitz a lo latino. Sobre todo, en la expresión corporal. En cualquier caso el personaje de Ruy cobró una forma que sólo le pertenece a él y que proviene de los esfuerzos que tanto Benito como yo hicimos para matizarlo”.
“Él improvisa mucho. Llegaba al set de rodaje por las mañanas y se traía una escena nueva bajo el brazo. Hay escenas completamente improvisadas. Ayudó mucho un taller de música que organizó antes de empezar a rodar”, explica Alberto Joel quien define a Zambrano como un director “muy abierto y que escucha mucho”.
Osvaldo Doimeadios, Rober en la película añade: “Creo que Benito partió de un guión elástico, nada improvisado: tenía muy claro lo que quería. Luego incorporó cosas de aquí, más autóctonas. A mí me permitió enriquecer muchas zonas del personaje. Y tiene la capacidad de desestabilizar al actor, para que no venga demasiado confiado. Me sentí muy contento. Es muy incisivo, repite hasta la saciedad. Se sobrepone a todo en busca de la perfección de cualquier toma. Y yo creo que el actor se hace en la repetición”.
SOBRE LA MÚSICA
Según explica Benito Zambrano, el motor principal de supervivencia en este comienzo del siglo XXI para el pueblo cubano es su alegría y sus ganas de vivir, marcadas a cada hora, en cada día, por el sentido del humor y el particular sentido del ritmo que, en cualquier parte del mundo, les hace mover las piernas y el corazón. En este sentido, en HABANA BLUES la música es esencial. “Esa música caribeña que ha trascendido, que sigue influyendo en todo el mundo y que es el templo donde el pueblo cubano sublima, con alegría y pasión, la difícil situación por la que atraviesa”, cuenta.
Los personajes de HABANA BLUES hacen un breve recorrido por La Habana underground “mostrándonos un pequeño panorama de la música alternativa y joven de esta ciudad”. Dice Zambrano que en la película la música ayuda a contar parte de la historia. Algunas cosas que suceden se cuentan a través de ella: están conectadas con el momento dramático de la película”. Y es que para Benito Zambrano no hay duda: “la música es capaz de trazar su propia dramaturgia, algo que ya ha había visto en otras películas. La capacidad de evocación de la música es tan grande como la del cine. Son lenguajes preciosos”.
“Yo es que de pequeño intenté ser músico, como buen sevillano y como buen andaluz. Pero tengo los oídos tapiados. El cine es otra cosa, a la que tampoco sabía que me iba a dedicar. Son artes que se necesitan y que se parecen, sobre todo, a nivel de las emociones que transmiten”.
A pesar de todo lo que representa la música cubana, tanto para el cubano como para el resto del mundo, pocas veces se ha hecho una película de ficción sobre los músicos de esta isla. “En HABANA BLUES – afirma Zambrano- hemos mezclado una estructura dramática con una evolución musical sencilla y fresca”. “La música es distinta a la música que comúnmente se escucha. Pero, en cualquier caso, es un criterio que debe dejarse más en manos del espectador”.
La música y el sonido merecen capítulo aparte, según explica el productor, Antonio Pérez. “El trabajo realizado ha sido como pocas veces se ha hecho en el cine español. Aparte de producir temas de grupos pop cubanos (hip-hop, reggae, heavy-metal...), desconocidos y nada promocionados allí, se ha creado una sonoridad de rock fusión para la banda del film, que creo dará mucho que hablar”.
“Es curioso -añade Pérez- que con la influencia que tiene la música cubana en todo el mundo, nadie hubiera resaltado, con los medios y calidad que merece, el pop y el rock fusión de la isla. En esto, la película será un referente, como el documental BUENAVISTA SOCIAL CLUB lo fue para el son cubano”.
“Aquí mostramos la música menos oficial, la más underground, la que no tiene subvenciones ni apoyos. La de los músicos que trabajan con sus sueños, que viven para la música, no de ella. Una cosa es cantar “lindo” y otra es cantar con sentimiento. El swing se encuentra en Cuba en todas partes. El swing hace que sobrevivan en una realidad dura y difícil. Entre la desesperanza más absoluta llega el swing”, señala el productor musical cubano Juan Antonio Leyva.
Para José Luis Garrido, productor musical español, trabajar en la película “ha sido un regalo de tan grandes proporciones que te hace sentir pequeño simplemente leyendo el guión, que te trae a la mente todo lo que siempre has idealizado de la música y que te recuerda conceptos a veces tan olvidados como el “honor del músico””.
Además de la enorme gratificación de trabajar con Zambrano, recuerda “el placer de ver cómo las noches de La Habana nos inspiraban a todos para ayudarle a modelar su idea de película, hasta el punto de que él nos hacía sentirnos codirectores”. Según sus palabras, HABANA BLUES es una película para ver y para escuchar.
”Dayan Abad, Kiki Ferrer y Equis Alfonso han sido mi equipo, han aportado la parte instrumental que hará moverse al espectador en la butaca y entre los cuatro hemos compuesto las notas y letras de este proyecto, dándole cuerpo y cambiando lo que hiciera falta hasta llegar a penetrar en la auténtica identidad de Ruy y Tito, los personajes protagonistas”. Además, José Carlos Sánchez, Charlie, el director de DRO, “supo anticipar la aprobación de unos conceptos rompedores. Darle gracias parece poco, así que será mejor esperar que la alegría le inunde cada vez que “escuche-vea” esta película”, explica José Luis Garrido.

Para Alberto Joel, actor que interpreta a Ruy, hay un tema en la película que puede sintetizar su espíritu: HABANA BLUES. “Las canciones -explica- tienen una gran intensidad y una gran intencionalidad en la película. Ésta se discutió agudamente. Es un tema profundo por lo que cuenta: es la expresión de la tristeza del personaje de Ruy respecto a la vida, a la sociedad. Es un tema que no sólo describe el espíritu de Ruy, sino que aborda con mucha clase los conflictos de otros personajes, como el de la mujer de Ruy, Caridad”.
Roberto Sanmartín (Tito) cree que la película ha generado el encuentro de músicos procedentes de ámbitos muy distintos y todos ellos –actores, músicos y equipo de realización- se han entendido a la perfección. “La música es lo sublime, a mí es algo que me mueve por dentro. Y por suerte en este país la música está por todas partes. Aquí vas por la calle y ves a un chico que coge un palo y otro un tambor y empiezan a inventarse melodías. La gente se detiene, se suma y se montan fiestas espontáneas. El cubano se relaja con la música”.
“Una de las cosas que más me gustaron de la película – explica- fue trabajar con música en directo. Es que lo digo y me erizo. Vernos a todos tocando los instrumentos, creando un personaje más. Brotaba de cualquier rincón, casi sin querer, se formaba espontáneamente. La música de la película es la música de nuestro vocabulario emocional. Nos convertimos en un grupo. Y nos hicimos amigos”.

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