"HANCOCK"

de Peter Berg

  Información sobre la Producción

Hay héroes... hay superhéroes... y también está Hancock (Will Smith). Un gran poder implica una gran responsabilidad – todo mundo lo sabe – es decir, todo mundo menos Hancock. Contrariado, sarcástico, problemático e incomprendido, puede que su heroísmo bien intencionado cumpla con las expectativas e incluso salve unas cuantas vidas, pero el daño que deja como secuela no hace sino dejar a la gente boquiabierta. El público se está harto – independientemente de la gratitud que supone contar con un héroe local, los buenos ciudadanos de Los Ángeles han comenzado a preguntarse qué han hecho para merecer a este tipo. A Hancock no le importaba lo que la gente pudiera pensar – hasta que un buen día salva la vida de Ray Embrey (Jason Bateman), un ejecutivo de relaciones públicas, y así el impopular superhéroe comienza a caer en la cuenta de que, después de todo, él también puede ser una persona sumamente vulnerable.

Columbia Pictures presenta, en asociación con Relativity Media, una producción de Blue Light/Weed Road Pictures/Overbook Entertainment: Hancock, una película de Peter Berg. Estelarizada por Will Smith, Charlize Theron, Jason Bateman y Eddie Marsan. Dirigida por Peter Berg y producida por Akiva Goldsman, Michael Mann, Will Smith y James Lassiter. Escrita por Vincent Ngo y Vince Gilligan. Los productores ejecutivos son Ian Bryce, Jonathan Mostow y Richard Saperstein. El Director de Fotografía es Tobias Schliessler. El Diseño de Producción es de Neil Spisak. La edición es de Paul Rubell, A.C.E. y Colby Parker, Jr. Los efectos especiales son de Sony Pictures Imageworks Inc. El Diseñador de Efectos Visuales es John Dykstra, ASC. La Diseñadora de Vestuario es Louise Mingenbach. La música es de John Powell.
EN ESPERA DE UN HEROE


“Hancock no es un héroe típico”, dice Will Smith, estrella de Hancock, la nueva cinta de comedia y acción de Columbia Pictures. Smith asegura que lo que le atrajo de esta cinta fue la oportunidad de poder llevar una historia original y única a la pantalla grande – Hancock, un película de superhéroes que consigue expandir las fronteras de este género mediante el énfasis puesto en la emoción humana. “Se suele creer que las películas ‘de verano’ son de acción y que las ‘de otoño’ son mucho más profundas”, dice. “Bien, ¿pues qué ocurre cuando mezclas una historia poderosa y dramática, poblada de personajes profundos, con todo el escándalo y el impacto visual de una película de acción? ¿Por qué no fusionar todos estos elementos y obtener lo mejor de ambos mundos?”

Smith y sus correalizadores – los productores Akiva Goldsman, Michael mann Y james Lassiter, y el director Peter Berg – han logrado precisamente esto de la siguiente forma: presentando a su personaje de una manera sumamente inusual. La cinta no se centraría en cómo obtuvo Háncock sus poderes, o en la manera como eligió implementarlos. En su lugar, Hancock representaría una figura mucho más universal: un hombre que se encuentra inmerso desde hace años en la misma clase de trabajo, que está harto y desea abandonarlo todo. Sus superpoderes, que distan mucho de ser un especie de bendición, le han conferido una actitud que lo ha alejado completamente de sus fanáticos potenciales.

“Sólo una persona en el mundo puede desempeñar un papel semejante”, dice Goldsman. “No puedo siquiera concebir la existencia de Hancock sin Will Smith”.

“Will se emocionó mucho cuando supo que había sido elegido para interpretar a un superhéroe”, comenta el productor James Lassiter. “Cuando revisamos el guión, pensamos que no había otra forma de realizar una película de esta clase – un superhéroe irreverente: algo nunca antes visto. Hancock es un personaje excepcional e interesante, una idea que ha roto todos los moldes”.

Con Smith a bordo, no resultó muy difícil convencer a Berg, aclamado por su trabajo como director en Friday Night Lights y The Kingdom, para que dirigiese esta cinta. “Will es una de las pocas estrellas de cine capaces de convertirse en el punto de confluencia de una gran variedad de habilidades”, dice Berg. “Es una persona talentosa, extremadamente honesta y temeraria. Cuando esas tres características confluyen, un actor puede hacer lo que le venga en gana, y es obvio que Will está dispuesto a intentarlo todo”.

Según Michael Mann, el resultado no es otra cosa que una identidad perfecta entre la estrella y el material – esto es, una cinta que cumple con las expectativas de los admiradores de Will y a la vez no cesa de sorprender a las audiencias. “Nos propusimos realizar una película que fuera de lo gracioso e irreverente a lo sexy y romántico, de la emoción al llanto. El poder de Will Smith como actor se encuentra en la habilidad que tiene para sumergirse a profundidad en los diferentes estados mentales de este complejo personaje. Él es como un centro de gravedad...”, según Mann.

“Hancock es un tipo muy complicado”, dice Smith “Todos los días, al despertar, se siente enojado con el mundo entero. No puede recordar lo que le ocurrió y en realidad no hay nadie que pueda ayudarlo a encontrar una respuesta satisfactoria. Sus intenciones son buenas, pero le cuesta trabajo vincularse al mundo circundante”.

Smith asegura que la cinta echa raíces en las emociones humanas más profundas. “Hancock es como el mariscal de campo en la escuela preparatoria: posee todo el talento del mundo, pero su actitud deja mucho que desear”, prosigue Smith. “No se da cuenta de que su equipo no puede ganar porque tanto su amor como su comprensión del juego están fuera de moda – él es incapaz de trabajar en equipo. Formar parte de un grupo, interactuar con otras personas, ésa es la idea central de la humanidad. Pero Hancock es una persona aislada y solitaria, hasta que se topa com Ray Embrey, quien logra devolverlo a la manada”.

Jason Bateman interpreta a Ray, el apasionado ejecutivo de Relaciones Públicas- “Ya que Hancock ha salvado su vida, Ray quiere devolverle el favor enseñándole a conducirse con mayor prestancia y limpiando su imagen. Pero para Ray esto no se reduce a un mero control de la imagen – en realidad, lo que desea es hacer de Hancock un superhéroe mejorado”.

“Pude explorar los rasgos de Ray porque mi personaje es un tipo realmente confianzudo”, añade Bateman. “Utiliza anteojos con vidrios color rosa, es muy ingenuo y está convencido de que puede ver más allá del duro y oxidado caparazón de Hancock. Está seguro de que Hancock es muy suave por dentro, pero esta idea se esfuma cuando su relación comienza a complicarse. Todos estos elementos han hecho de mi trabajo algo realmente satisfactorio”.

“Charlize Theron es la nota musical que se acomoda perfectamente a Will y a Jason Bateman”, dice Goldsman. “Requeríamos de tres personas que el público deseara ver ganar a toda costa; así lograríamos un balance perfecto”.

Por su parte, Theron se sintió atraída por múltiples razones. Para empezar, por supuesto, no podía perderse la oportunidad de volver a trabajar con Will Smith, con quien ya había colaborado en The Legend of Bagger Vance. “Will desempeña su papel tan maravillosamente”, comenta.

Asimismo, Theron se sintió impresionada por un guión rico en personajes irresistibles. Por ejemplo, a diferencia de su esposo, quien no cesa de imaginarse a Ray convertido en un superhéroe magnífico, Mary comparte los puntos de vista del ciudadano promedio. “Ella está harta de la mala conducta de Hancock que, al menos superficialmente, es totalmente irresponsable y destructiva”, comenta la actriz. “Para ella, lo más importante es que el héroe no perturbe la idílica vida que ha creado junto a Ray y su hijo. Pero cuando Hancock comienza a dar señales de algo así como una luz de esperanza al final del túnel, de que quizá sí logre modificar su comportamiento, ella continúa rechazándolo. Y eso no puede sino hacernos sospechar”.

Los realizadores han incrementado la tensión añadiendo a Jae Head, quien interpreta a Aaron, el hijo de los Embrey. A pesar de que el chico de once años es estrella de la serie “Friday Night Lights”, los realizadores pusieron a prueba a otros treinta jóvenes talentos antes de decidirse por Head. “Los niños actores suelen ser engañosos”, dice Berg. “Pero Jae no ha sido corrompido. Él vive en Tejas, en donde su padre trabaja en una escuela secundaria como entrenador de fútbol americano, y su madre acompaña al chico a dondequiera que vaya. Es fácil notar que él es igualmente feliz ayudando a su padre que compartiendo el set con Will Smith. Es un chico muy receptivo que ha atravesado por toda clase experiencias vitales, así que comprende muy bien que cada día es una especie de regalo; y su actitud es maravillosa. No le teme a nada”.

Berg echó mano de su propia tradición familiar consistente en cocinar espagueti boloñesa cada domingo a fin de ilustrar el estrecho vínculo de la familia Embrey. Cada jueves, los Embrey celebran “una noche de obsesión por el espagueti”, haciendo así un esfuerzo por cenar juntos cundo menos una vez por semana en lugar de permitir que el trabajo, la escuela u otras distracciones se adueñaran del tiempo compartido.

“Me comí unos veinte platos”, comenta Head refiriéndose a las escenas de la cena familiar. “Me olvidé de desayunar esa mañana porque me sentía muy emocionado por la filmación, así que al principio la cena me hizo feliz. Sin embargo, hacia el final, me daban ganas de gritar, ‘¡No menciones la palabra ‘espagueti’ delante de mí!’”





ACERCA DEL DIRECTOR Y LOS PRODUCTORES


Alguna vez mejor conocido por sus dotes histriónicas, Peter Berg se ha ganado tanto a la crítica como al público en los últimos años mediante su poderoso e inventivo trabajo como director cinematográfico.

Tras colaborar con Michael Mann en la cinta The Kingdom, Berg decidió asentarse una vez más detrás de las cámaras a fin de dirigir Hancock. Mann asegura que a pesar de que Berg es capaz de crear una atmósfera amena y espontánea en el set, debajo de las apariencias se encuentra un director enfocado y muy preparado. “Pete es muy intuitivo: le gusta improvisar cuando de elegir a alguien se trata”, dice Mann. “Pero en realidad es mucho más intelectual de lo que parece. Él se lo piensa todo muy bien”.

“Peter Berg se parece mucho a un niño pequeño que anhela divertirse”, señala Akiva Goldsman, “pero esto no es más que una máscara que sirve para despertar un cierto ambiente, una cierta espontaneidad inherente al proceso. Sin duda, Berg es un individuo reflexivo y muy inteligente que por lo general bromea y busca ser liviano para ocultar semejantes atributos; esto es, hasta que las circunstancias lo requieren”.

“Pete posee una voz distintiva”, comenta Smith. “Es un estilo y un sabor que no podrían pertenecer a nadie más”, prosigue Mann. “Sabe muy bien cuándo debe aferrarse a un pensamiento o una emoción, y también sabe cómo hacer que una toma o una escena se ajusten a un actor específico, a fin de alcanzar la clase de emotividad que desea producir en el público”.

“Fue muy honesto y directo en lo tocante a su método de trabajo”, dice Theron a propósito de su primer encuentro con Berg. “Me dijo que lo único que haría sería gritar una serie de barbaridades en mitad de las tomas. Me dijo, ‘No me gusta hacer cortes; espero que no tengas un problema con esto’. Nunca antes había trabajado así, pero ahora me resulta imposible concebir otras formas de filmación”.

Berg formó parte del equipo de realizadores que decidieron conjuntar esfuerzos para llevar a Hancock hasta las pantallas. Cada uno de ellos – Smith, Lassiter, Mann, Goldsman y Berg- contribuyó con algo muy particular en este viaje.

“Las filmaciones deben realizarse en equipo”, dice Smith. “Una cinta como Hancock requiere de muchos puntos de vista enrarecidos – y todos los miembros de este equipo se alejan un poco de la así llamada ‘normalidad’. Lo que hizo de esto una colaboración maravillosa fue que todos contribuimos con una cierta cantidad de ideas realmente extrañas – todos teníamos derecho a decir lo que nos viniera en gana – y así, la idea destacada era siempre aquella que de alguna forma pareciera inscrita en el mismísimo DNA de nuestro material”:

“Esto grupo fue formado a fin de buscar un apoyo auténtico en los demás”, explica Goldman. “Pete puede escribir, dirigir y producir una cinta; Michael sabe dirigir y producir; Will produce y dirige; J. L. es un director fantástico; yo sé redactar guiones y argumentos y, si insistes, probablemente podría dirigir una escena. Esto no significa que cada uno realiza el trabajo de los demás, pero sí quiere decir que nos apoyamos mutuamente”.

“Tuve que agacharme y aprender a fluir y rebotar”, comenta riendo Berg. “Un equipo conformado por Akiva, Michael, Will y J.L. es como una fuerza de la naturaleza; esto me obligó a mantener los pies en la tierra. Michael se me acercaba y, bam, me asestaba algo así como un golpe; lo mismo Akiva, J.L.- éste último me recuerda mucho a un asesino sigiloso”, dice bromeando. “Modificamos algunos fragmentos del guión e introducimos algunos detalles novedosos, pero la historia debe ser atribuida a Vincent Ngo y Vince Gilligan”.

“Como actor, aprendí que lo más importante es mantener una cierta claridad mental y estar presente en los momentos indicados”, prosigue. “Las películas se componen de tal cantidad de subterfugios que por lo general solemos olvidar aspectos muy importantes – el público, por ejemplo, que toma asiento en las salas de cine y que disfruta viendo la producción que nosotros concluimos un año antes. A Will le gusta decir que ‘si te mantienes siempre alerta, jamás tendrás que ponerte alerta’. La posibilidad de mantenerme en una posición mental adecuada ha contribuido para que todo esto sea posible”.

“ En el set, Berg es un experto creador de atmósferas agradables”, comenta Smith, mostrándose de acuerdo con las declaraciones de los demás. “Todo mundo puede hacer propuestas, y esto incluye tanto al elenco como al equipo de producción, y puedes estar seguro de que él siempre las escuchará. Es un tipo muy abierto y le gusta divertirse para que todos disfruten del trabajo. Las cosas siguen dándose a gran velocidad, y la presión no por ello deja de sentirse, pero el trabajo se realiza con una excelente disposición de ánimo”.





ACERCA DE LAS ACROBACIAS Y LOS EFECTOS VISUALES

El Director Peter Berg dependió de un conjunto de artesanos realmente experimentados para alcanzar lo que se había propuesto en el plano de la imagen. Todos ellos, incluyendo al Cinematógrafo Tobias Schliessler, nominado en el pasado para un Premio de la Academia, el Diseñador de Producción Neil Spisak, John Dykstra, un galardonado Diseñador de Efectos Visuales, los coordinadores de acrobacias y dobles, Simon Crane y Wade Eastwood, así como los gurús de les efectos especiales, John Frazier y Jim Schwalm, realizaron un magnífico trabajo en equipo.

El proceso general dio inicio gracias a Steve Yamamoto, quien creó las pinturas que mostraban las ideas incipientes de Berg. Tal y como ocurre con los ‘storyboard’ y los guiones, las viñetas de “pre-visualización” se han convertido en un elemento de primer orden en las cintas de acción, y en Hancock constituyeron el punto de referencia cuando cada uno de los departamentos buscaba un trampolín para ideas frescas.

Schliesser, con quien ya había colaborado en The Rundown y Friday Night Lights, se sumó al equipo conformado por los operadores de cámara David Luckenbach y Lucas Bielan. Una buena porción de la cinta fue filmada implementando las técnicas manuales que tan famoso han hecho a Berg, pero esta vez con un giro: las variaciones en una misma secuencia se hicieron utilizando distintos lentes e incluso distintos niveles de actividad en las cámaras.

“No deseaba echar mano del mismo efecto cinético que implementé en The Kingdom”, explica Berg, “así que esta vez estabilizamos una porción del trabajo en cámaras mediante la variación en grúas y ‘dolly’. Esto asimismo contribuyó a proteger las dimensiones épicas de la historia de un superhéroe, porque, a decir verdad, el estilo frenético nunca es de gran ayuda”.

A fin de mantenerse fieles a un deseo consistente en la filmación manual, Berg y Schliessler ataron tanto a cámaras como a operadores a un arnés similar al utilizado por Smith y su doble. Sólo de esa manera fue posible mantener el ritmo de la acción.

Los coordinadores de dobles y acrobacias, Simon Crane (quien asimismo fungió como director de la segunda unidad durante la cinta) y Wade Eastwood supervisaron los detalles de las secuencias de vuelo sin olvidarse de las escenas de pelea y persecución. Pero, a diferencia de lo que ocurre en muchas otras cintas de acción, Eastwood y Crane tuvieron que obedecer cierta orden al pie de la letra: buscar la perfección en la falta de gracia de los movimientos del personaje principal.

“No se trata de Superman o el Hombre Araña, personajes que deben aterrizar de manera hermosa y con estilo”, explica Eastwood. “Tuvimos que realizar un sinnúmero de pruebas a fin de dar con un aterrizaje digno de Hancock, es decir, lograr que éste diera traspiés o cayera de rodillas y tuviera que balancearse antes de ponerse nuevamente de pie, y esto significa que uno tiene que programar cada paso y calcular tanto los movimientos como el contrapeso. Esto nos obligó a ensayar las caídas con Will innumerables veces. Yo sabía que él era una persona divertida y sumamente atlética; un verdadero acróbata”.

“Lo más gracioso ocurrió cuando tuvimos que hacerlo volar de lado, acostado como estaba a una pulgada y media del suelo”, dice. “Se trataba en realidad de uno de nuestros mecanismos más sencillos, pero íbamos a gran velocidad, y el efecto final resultó grandioso. Hancock se dirige volando hacia un policía que se encuentra oculto detrás de una patrulla devastada y lo hace a treinta y cinco millas por hora, con la cabeza por delante. Tuvimos que utilizar un conjunto distinto de tornos a fin de dar con un pivote que le permitiera detenerse justo al lado del policía adoptando una postura sentada o de arrodillado. Y todo esto fue realizado en una sola toma. A pesar de haber montado toda la estructura la víspera de la filmación, tuvimos que prescindir de una parte durante el día a causa del tráfico; más tarde montamos todo de nuevo y realizamos nuevas pruebas con diferentes pesos antes de colocar al doble y al actor sobre nuestro mecanismo”.

Smith realizó casi todo el trabajo relacionado con arneses y cables de protección. “Hubo un par de ocasiones realmente espeluznantes”, comenta riendo. “Por ejemplo, una noche volé a cien pies de altura por encima de las calles; más adelante me sometí a una obligatoria caída libre detenida por un cable que sólo comienza a operar cuando uno se encuentra a dos pies del suelo, y todo ello en menos de dos segundos - ¡qué descarga de adrenalina! Es como subirse a la montaña rusa, pero sin carrito. ¡Eso sí que es agresividad pura!”

Los actores y dobles están de acuerdo: algunos arneses de seguridad pueden constreñir al individuo en el momento menos oportuno, en ocasiones dificultando la concentración y la actuación, y esto a pesar de los ensayos previos y de toda la práctica del mundo. Sin embargo, sin ensayos y una buena condición física, estas proezas redundarían sin duda en toda una serie de accidentes catastróficos.

“A pesar de que parece ser muy divertido, todo esto requiere de planeación y mucha preparación”, dice Crane. “Nos sentimos muy presionados porque debíamos filmar las acrobacias en una sola toma; si algo sale mal no existen segundas oportunidades. Por eso nos gusta hacer pruebas y más pruebas. Esto se lleva mucho tiempo, pero nadie desea que estos profesionales resulten heridos, y te juro que no dudaría en colocar en nuestra estructura a mi propio hijo”.

“Algunos movimientos son muy extraños”, explica Smith. “Incluso los saltos desde una banca pueden ser muy violentos porque los cables tiran con una fuerza endemoniada. Más vale no sentirse tenso; esto podría provocar esguinces en el cuello e incluso dañar los tendones, o aumentaría innecesariamente el peso en las rodillas. Ni siquiera te das cuenta hasta que repites el movimiento unas cuantas veces; es entonces cuando sientes que todas estas heridas aparentemente insignificantes te han tomado por asalto”.

“Solíamos ensayar con Will en un estacionamiento”, explica Crane. “Al principio íbamos muy lentamente, porque todo esto es realmente escalofriante. Will viajaba a trescientos pies de altura y a una velocidad de cincuenta millas por hora – pero, además, tenía que ensayar distintas posiciones – y cuando este proceso alcanza su velocidad máxima, la sensación de ingravidez suele tomarte por sorpresa. En casos así, sólo resta esperar que el acróbata no haya comido demasiado”, comenta riendo. “A cada actor le advertimos que para la relación con esta clase de arnés la palabra clave no es otra que ‘sufrimiento’. Se verá fabulosamente en pantalla, pero será algo duro e incluso doloroso”.

“Ensayamos incontables veces durante los ocasos a fin de prepararnos para las tomas nocturnas”, dice Eastwood. “Porque lo más importante consiste en saber dónde están las grúas y las vigas y en verificar que nada se ha echado a perder y que funciona a las mil maravillas, con todo el equipo mecánico listo y sincronizado. Cuando oscurece debemos realizar sin excepciones una segunda inspección, esta vez ayudados por nuestras linternas, y si no nos sentimos satisfechos, preferimos no continuar. Algunos aspectos son más sencillos por la noche a causa de la disminución del tránsito automovilístico y de los transeúntes, así que, en resumidas cuentas, siempre es preferible trabajar de esta forma”.

La secuencia acrobática que abre la cinta fue muy difícil de filmar e incluso se llevó varias semanas y requirió de una gran cantidad de locaciones, además del complemento filmado contra pantalla verde sobre el escenario. Cuando un grupúsculo de criminales callejeros emprende la retirada a bordo de una SUV, Hancock decide darles caza.

“Esta persecución constituyó nuestro trabajo más duro, así como un gran reto”, prosigue Crane. “No sólo cerramos la autopista 105 durante cinco días y soportamos la furia de los conductores, sino que asimismo tuvimos que implementar cámaras manuales durante la filmación de las balaceras y las explosiones. Esto implicó innumerables juntas con Pete y con los departamentos de transporte, de efectos visuales y efectos especiales. Creo fervorosamente en hacer las cosas de manera realista, así que el reto consiste invariablemente en hallar formas nuevas de filmación para las escenas de acción, así como en el desarrollo de efectos especiales”.

John Frazier y Jim Schwalm, dos veteranos de los efectos especiales, fueron los responsables de la producción de los efectos especiales de carácter físico. Gracias a las miles de balas que fabricaron para una de las balaceras, a las explosiones colocadas en los cruces de caminos, a los automóviles que hicieron caer del cielo, al tipo que sale disparado a través de la ventana de una licorería y al refrigerador que destruye el muro de una casa, la contribución de estos dos hombres constituye un ingrediente fundamental en una receta que ha sido capaz de transformar la imaginación creativa en una realidad cinematográfica.

“Las acrobacias y los efectos especiales no son más que la mitad del proceso”, explica Berg. “Una vez realizados, tuvimos que acudir a John Dykstra, nuestro diseñador de efectos visuales. Nosotros dependíamos en gran medida del trabajo que su gente pudiera realizar en coordinación con los dobles, los camarógrafos, la gente de vestuarios y todos los demás”.

“En cuanto asistí a una junta con Peter Berg e Ian Bryce pude atisbar el mecanismo mental de Pete”, comenta Dykstra. “Me dijo que debíamos enfatizar una impresión realista, prescindiendo en lo posible de la estilización típica de las películas de superhéroes. A falta de un mejor término, creo que lo que desarrollamos es un estilo muy próximo al de los documentales: es muy agresivo y hace uso de cámaras manuales, detalle realmente inusual en cintas desmesuradamente técnicas. Todo ello supuso un gran reto”.

Dykstra se sumó al proyecto porque le atrajo la posibilidad de implementación de toda clase de efectos visuales, desde el trabajo digital y humano requerido para dar vida a las escenas en las que Hancock vuela hasta la destrucción creada por computadoras, pasando por la creación de ambientes virtuales. Sin embargo, el reto más grande y emocionante para un artista de los efectos visuales consiste en la oportunidad de hacer algo nunca antes visto. Tal y como Dykstra explica, la novedad es uno de los elementos constitutivos de este ámbito. “El problema con los efectos especiales es que la tecnología disponible cuando comienzas el rodaje suele caducar hacia el final de la filmación, así que desde el principio debes hacerte a la idea de que lo más conveniente será inventar alguna técnica propia que pueda realzar la calidad”.

Los efectos visuales inventados para esta cinta por el equipo de Sony Pictures Imageworks, dirigido por el supervisor de efectos visuales Carey Villegas y el supervisor de efectos digitales Ken Hahn, recorrieron todo el espectro: desde minucias como la basura que cae por aquí y por allá hasta la enormidad consistente en la destrucción de cuadras enteras, con tomas cercanas y lejanas. Los mismos principios fueron aplicados durante la fabricación de las condiciones ambientales y climáticas, independientemente de si los artistas debían generar un tornado, preparar un mecanismo para caídas libres o destruir un hospital.

Aunque en definitiva es algo que el público no tiene necesidad de tomar en cuenta, el problema inherente a la creación del vestuario de Hancock tuvo más que ver con la cantidad de prendas y disfraces del personaje que con la tecnología. Tal y como ocurre con las personas comunes y corrientes, Hancock cambia su atuendo todos los días. Él no mantiene una identidad secreta, así que no tiene por qué enfundarse un leotardo y colocarse una capa al cuello para remontar el vuelo y perseguir criminales.

“Hancock vuela a gran velocidad por encima de la Ciudad de Los Ángeles y lo hace ataviado con sudadera, gorro y pantalones cortos”, señala Dykstra. “Lograr que las prendas se muevan adecuadamente es todo un reto, y el desplazamiento de esta clase de movimiento de un tipo de ropa a otro, manteniendo la consistencia y el realismo, o haciendo que lo normalmente inverosímil parezca verosímil (la preocupación principal de Pete), fue realmente dificultoso, pero asimismo muy divertido”.

Incluso de cara a estos retos técnicos, Dykstra jamás perdió de vista que los efectos visuales existen solamente en función de una historia, mientras que una historia jamás debe servir de apoyo secundario a un regodeo con dichos efectos. “Hancock utiliza sus poderes caprichosamente”, prosigue Dykstra, “y no todo lo que hace resulta espectacular. A veces, sus acciones no son más que el reflejo de su personalidad o de su veleidoso estado de ánimo. En situaciones así debemos evitar concentrarnos solamente en asuntos tecnológicos y de ingeniería; es más importante comenzar a pensar en el desarrollo del arco de la historia”.

Curiosamente, la fidelidad a dicho ‘arco’ supuso un agradable respiro para los animadores, quienes nunca antes habían trabajado con un superhéroe como Hancock. “Debido a que Hancock realiza vuelos tan rápidos y relajados, en lugar de conducirse grácilmente, como hacen los demás superhéroes, para los animadores esto supuso un auténtico reto”, asegura Dykstra. “Hancock es como un arador o un labrador de los aires, y en realidad se abre paso tan rápido como puede”.

Las pantallas verdes aparecieron por todos lados, incluyendo el área de San Pedro, en donde el equipo de producción echó mano de las vías del Harbor Red Line Trolley, un tranvía urbano, a fin de filmar la experiencia de casi-muerte de Ray Embrey.

“Si filmas en estudio los exteriores que una película requiere, se nota inmediatamente”, explica Josh R. Jaggars, productor de efectos visuales en la Compañía Imageworks. “La filmación en exteriores reales concede, por otro lado, ciertas ventajas en el plano de la fotografía. Por ejemplo, el hecho de filmar bajo la dura luz del sol tal y como hicimos durante la escena de las vías en la que Hancock salva a Ray, le otorga a nuestro trabajo final un nivel de credibilidad inmutable, pero asimismo supone un desafío que nos incita a inventar nuevas formas, nuevos métodos de filmación”.





ACERCA DE LOS SETS Y LAS LOCACIONES


El set más importante de esta cinta fue la casa de los Embrey, localizada en el lote trasero de los Estudios Universal. Ubicada en el punto más remoto de un callejón en Elm street, justo a la vuelta de la Avenida Wisteria de la serie Desperate Housewives, esta moderna casa de mediados del siglo veinte fue diseñada por el diseñador de producción Neil Spisak, en conjunción con el director artístico William Hawkins y el diseñador de sets Jeff Markwith.

Construida desde cero por el equipo del coordinador de construcción John Hoskins, la casa está basada en una mezcla de estilos, pero sobre todo semeja una típica casa californiana optimizada y actualizada a lo largo de los años, con sus rocas inalteradas y su fachada de madera, con sus lustrosos contornos y sus espacios abiertos. Spisak fue muy cuidadoso con el arreglo del jardín que rodea la casa, seleccionando plantas de ostentoso follaje, rosas y un poco de delicada vegetación para redondearlo todo y permitir y lograr una perfecta adecuación de la construcción en ese paisaje bañado por el sol. La casa es una estructura permanente con agua corriente y electricidad y permanecerá en este lote para ser utilizada en otros proyectos. Juntos, los departamentos de arte, construcción y decoración de sets ensamblaron un hogar envidiable incluso para el elenco y el equipo de producción, a pesar de que en realidad no cuenta ni con un baño ni con un segundo piso real.

“Por un momento me pareció que se trataba de una casa auténtica”, comenta riendo Jason Bateman. “De hecho, telefoneé a mi esposa para anunciarle que acababa de encontrar la casa con la que tanto habíamos soñado. Lo único malo, le dije, fue que la casa se encuentra en los Estudios Universal, así que, aunque la seguridad será indudablemente de primer orden, me parece que no podremos electrificar nuestra verja”.

Tanto Spisak como la decoradora Rosemary Brandenburg sostienen que el simbolismo que salpica esta casa fue idea de peter Berg. Él mismo les exigió que investigaran distintas mitologías a fin de incorporar estos hallazgos en el diseño.

“Pete quería un trasfondo muy profundo para sus personajes”, dice Brandenburg, “así que me sumergí en el estudio de las distintas culturas que cuentan con deidades femeninas: Roma, Grecia, Europa en general, Asia, África, los grupos conformados por Nativos Norteamericanos. Quisimos dar vida a todo el panteón de dioses, pero nuestra intención no consistía en sofocar al público con toda esta imaginería, así que tuvimos que ser selectivos y asegurarnos de que los objetos vinieran al caso en esa propiedad”.

Brandenburg no sólo nos cuenta una historia con los objetos de arte que eligió: las pinturas, esculturas, bustos, libros, instrumentos musicales y muebles son otras tantas claves para el trasfondo de la trama. Creando un balance entre Mary, Ray y Aaron, Brandenburg tomó en consideración a cada uno de los personajes para crear un ‘compuesto’ digno de la casa de los Embrey. Asimismo, prefirió hacer varias copias de los muebles y accesorios a fin de evitar pérdidas irreparables causadas por las acrobacias y los efectos que debían desarrollarse dentro y fuera de la construcción.

“Requeríamos de una gran fluidez en las habitaciones a causa de la naturaleza del espacio”, dice la decoradora. “Desde la cocina de Mary y desde la sala es posible darse cuenta de que ella está a cargo de todo, pero muy gentilmente. Los dominios de Ray, por otro lado, debían mostrar que se trata de la zona de trabajo de un ejecutivo especializado en publicidad. Y las cosas de Aaron debían quedar esparcidas por toda la casa, así como en el patio trasero”.

El arruinado remolque de Hancock cuenta con una fabulosa vista al mar desde la cima de una desoladora colina localizada en Deer Creek, en Malibu. A pesar de que de cuando en cuando este sitio funciona como un refugio para este antisocial personaje, la casa de Hancock semeja tristemente un yermo del que resulta un tanto complicado escapar. Su “jardín” es un campo minado de botellas vacías, latas de conserva y contenedores de aluminio.

El director artístico Don Swiderski trabajó lado a lado con Brandenburg a fin de desarrollar la casa de Hancock – un par de remolques Boles Aero Airstream fueron ‘fusionados’ mediante un toldo improvisado, además de la pedacería que Hancock encuentra por todos lados y que le recuerda confusamente un pasado más próspero y dichoso. Un retrato de cinco dólares de Abraham Lincoln pegado en su refrigerador, la pila de ajadas gafas para sol que el héroe utiliza a manera de homenaje a su icono musical, Miles Davis, y las anticuadas viñetas de animales que ha elaborado para recolectar ayuda definen su la personalidad del personaje.

Cuando Brandenburg concluye la decoración de un set, justo antes de que el elenco y el equipo de producción desciendan sobre él, ella suele añade un último toque: quema incienso o prende algunas velas y espera que este gesto inspire el buen trabajo de los demás. Por ejemplo, en la casa de los Embrey ella quemó algunos aceites de lavanda, en el hospital utilizó amoníaco y en el remolque de Hancock, un poco de whisky. Este proceso lleva el nombre de ‘aroma-rama’, y la decoradora está convencida de que marca una pauta o contribuye al desempeño de los actores, quienes por lo general se adentran en el set fríamente, sin haber visto el espacio antes del comienzo de los ensayos frente a las cámaras.

Spisak estableció dos paletas definitivas para esta cinta, asignando distintos tonos de azul para algunos de los ambientes de Hancock (incluyendo azules fríos rayanos en el blanco), así como algunos morados salpicados de rojo; para Mary, cuyos sets son más cálidos, asignó algunos verdes e incluso cafés suaves, con un poco de naranja aquí y allá. El naranja y el rojo funcionaron como un puente visual entre los ambientes y asimismo entre los personajes.

El equipo de producción pasó seis fines de semana filmando una crucial secuencia consistente en un robo bancario en la esquina de Figueroa y la Calle 5. Incluso este banco, erigido sobre un espacio abandonado en el corredor principal de la Avenida Figueroa, fue creado desde cero por el departamento artístico. Las ventanillas de los dependientes, los candelabros de cristal y el resto de los artilugios que componen el moderno y eficiente lobby tenían que ser visibles desde todos los ángulos, aun a sabiendas de que todo sería desmantelado gradualmente y de acuerdo con el desarrollo de la acción. Tal y como aconteció con el final en el hospital, el departamento de arte tuvo que rehacer estos sets todos los días, sin perder de vista las acrobacias y los efectos visuales y físicos pendientes.

“Tuvimos que realizar varias transiciones de un día para otro”, explica Brandenburg. “Una pared otrora sólida debía amanecer con un gran agujero en el centro. Y durante el desarrollo de las balaceras, las balas deben atravesar los muros; los vidrios se rompen, las alarmas suenan- y cada una de estas cosas requiere de una planeación muy específica. La continuidad suele ser algo muy complicado, y las escenografías son escenografías, no son reales, así que si lo que deseas es que el interior de una pared parezca real, debes dirigir artísticamente incluso un detalle como ese”.

El productor ejecutivo Ian Bryce suele ser un defensor de las filmaciones realizadas tanto en la ciudad de Los Ángeles como en las áreas circunvecinas. “Nosotros contribuimos al centralismo de las filmaciones manteniendo una comunicación apropiada con las distintas autoridades locales, con el gobernador, las compañías de transporte, los residentes. De esta manera, todo mundo está enterado de nuestros planes y de nuestro trabajo. En cuanto definimos un plan, éste se convierte en una forma de vida, porque todo gira en torno de la comunidad. Hay que ser muy cuidadosos a la hora de cerrar una autopista, a la hora de cerrar Hollywood Boulevard o una vía de tren. Debemos ser precisos y coordinarnos con agencias muy diversas. Estos fueron inmensos retos para Ilt Jones y el departamento de locaciones, pero al final todo salió a pedir de boca, como siempre. Esta cinta es algo así como una postal virtual de Los Ángeles”.

La cinta cuenta con un punto álgido que es a la vez una especie de hazaña. El cierre de Hollywood Boulevard a la altura de Orange y Highland, un cierre que por cierto se prolongó durante una semana, constituye una proeza normalmente reservada para algunos eventos prestigiosos, como por ejemplo la entrega de Premios de la Academia o el Desfile Navideño de Hollywood.

“Cuando cerramos esas intersecciones caí en la cuenta del tamaño de nuestra producción”, dice Berg. “Fue una locura. La mitad de Hollywood vino a vernos. Incluso Jimmy Kimmel- nos encontrábamos filmando justo afuera de su estudio – y créeme cuando digo que a pesar de que lo ha visto todo, al vernos se quedó con la boca abierta. Las multitudes que se agolpaban para ver a Will Smith te hacen recordar que esta ciudad depende sobre todo del atractivo que ejerce sobre los turistas. Para un turista, la posibilidad de atestiguar una filmación es un sueño hecho realidad; fue muy divertido ser parte del espectáculo cotidiano de Hollywood Boulevard”.





ACERCA DEL SUPERTRAJE DE HANCOCK


Un buen publicista siempre desea que su cliente se vea bien, y Ray Embrey no es la excepción. Embrey sabe que la percepción juega un papel muy importante en lo concerniente a la imagen de Hancock, así que no cesa de insistir para que Hancock se atavíe con un disfraz diseñado especialmente para un superhéroe de su calibre.

Peter Burg acudió a la diseñadora Louise Mingenbach (quien había trabajado bajo su tutela en la cinta The Rundown) a fin de crear la dispareja imagen desarrapada de Hancock , así como su supertraje y el vestuario más tradicional de Mary que, a lo largo de la película, sufre un interesante proceso de sofisticación. Amigos desde su arribo a Los Ángeles hace veinte años, Mingenbach y y Berg tardaron años en coordinar sus agendas a fin de volver a trabajar juntos. Asimismo, ella trabajó apegándose estrictamente a la paleta de colores de Spisak.

Mingenbach, quien fungiera como diseñadora en los dos episodios de la afamada saga de los X-Men así como en la cinta Superman Returns, sabía que tendría que inventar algo realmente inusual para un héroe tan raro como John Hancock.

“Pete no quería ver a Hancock en mallones”, dice la diseñadora de vestuario. “Y esta exigencia eliminó de un plumazo toda una serie de ideas. También me dijo, ‘¡No quiero ni capas ni trusas por encima de los mallones!’”, recuerda Mingenbach, riendo. “Así, el supertraje evolucionó hasta volverse rudo y sin embargo práctico, específicamente algo que Ray pudo haber diseñado para el héroe.

“A causa del terrible récord de vuelo de Hancock, a causa también de todos los problemas que ha ocasionado, me pareció que quizá le convendría ir vestido de amarillo, como las señales preventivas”, prosigue Mingenbach. “Nuestro héroe es una auténtica amenaza, pero al final nos comprometimos a utilizar sólo un poco de amarillo, como un simple detalle. Asimismo, le dimos seguimiento a su obsesión por las águilas, así que incluimos este elemento en diversas piezas. Pero al principio de la historia, Hancock es un tipo que no encaja en ninguna parte y que no se interesa por las modas; tampoco desea verse bien, y esto no hace sino subrayar su desinterés general por la sociedad”.

Claro que Mingenbach diseñó varias versiones del supertraje de Hancock, algunas para agua, otras para los saltos y los vuelos e incluso otras más para los dobles de Smith, quienes no eran idénticos en tamaño.


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