"LA CACERÍA" de William Friedkin

 

“Billy es un  director sutil que brinda a los actores la libertad de intercambiar ideas, lo cual es muy importante para mí. También me gusta que trate de que todo salga bien en la primera toma. Y esa es mi intención: que la primera toma sea la mejor, siempre. Para usar una analogía con el deporte, la mejor ofensiva es marcar un touchdown cada vez que tienes la pelota,” afirma Tommy Lee Jones, quien opina que  Friedkin encara la dirección de una manera que se asemeja a la forma en la que él y sus compañeros jugaban al fútbol en Harvard. “Si  ganas 15 ó 20 yardas y alguien comete un error, hay tiempo de intentar una nueva jugada. Así es como dirige Billy”.

            En cuanto a su personaje L.T. Bonham,  Jones opina que lo más interesante e importante es que el hombre enseña a hacer algo que él nunca ha hecho: enseña a matar. “Es tremendamente bueno”, señala el actor, “lo sabe todo, pero carece de la experiencia real de haberlo hecho”.

            Benicio Del Toro, quien interpreta a Aaron Hallam, uno de los mejores discípulos de  L.T. en el arte de matar, aprecia el enfoque realista del director Friedkin.

            “Me siento especialmente orgulloso del combate cuerpo a cuerpo en la película”, confiesa el actor. “Deseábamos mantenerlo lo más realista posible, y aunque una lucha entre dos individuos duchos con el cuchillo puede terminar en sólo segundos, el nuestro es muy realista en cuanto a nuestras reacciones y bloqueos”.

            De acuerdo con Friedkin, quien cree que “en la elección del reparto reside entre el 80 y el 90 por ciento del éxito del film”, Jones y Del Toro aportaron dos diferentes -pero igualmente magníficos- estilos de actuación en  “LA CACERIA”.

            “Tommy es uno de los actores más brillantes de todos los tiempos; yo lo tengo junto a Spencer Tracy, Robert Mitchum y Steve McQueen”, califica Friedkin. “Hace lo que los grandes actores hacen: aporta una gran parte de su propia naturaleza a cada cuadro del film, insufla a cada momento su propia humanidad. También Benicio aporta un alto sentido de sí mismo en cada toma. No hay forma de escribir lo que él hace; simplemente surge. A menudo, la mejor actuación no es la que está escrita en el rostro del actor, sino la que está escrita en su alma”.

            Luego de haber trabajado con directores de la talla de Sam Raimi en “The Gift y “A Simple Plan”, o de los hermanos Coen en  “Raising Arizona”, el productor James Jacks estaba ansioso de trabajar con Billy Friedkin.

            “Me llevó bastante tiempo comprender a Billy”, recuerda Jacks. “Filma de una manera diferente y también se prepara de una manera diferente. Por ejemplo, no realiza storyboards ni ningún material al que yo estoy acostumbrado. Y de lo que me di cuenta es que Billy proviene del campo de los films documentales y filma sus películas como si fuesen documentales. Filma la acción como si uno estuviese allí, como si viera ocurrir las cosas. Y lo que lo hace trabajar de esa manera tan singular es que, como ha sido formado en el documental, descubre la esencia del film a medida que filma y en la película que va obteniendo en ese proceso”.

            Friedkin había estado soñando con realizar un film como “LA CACERIA” desde que entabló amistad con el rastreador profesional Tom Brown, Jr., pero sentía que se parecería demasiado a un documental... Hasta que leyó el guión de David y Peter Griffiths acerca de un asesino entrenado estilo Delta Force (Fuerza Delta) que se convierte en un asesino serial. 

            “Los asesinos deben ser entrenados por alguien. En realidad, los entrenadores son normalmente tipos como mi amigo Tom Brown, quien hasta hoy enseña a las Fuerzas Especiales, a las Fuerzas Delta y a otros grupos el arte de rastrear, de sobrevivir y de matar”, explica Friedkin. “Yo sentía que en esa relación maestro-discípulo estaba la semilla de un emocionante conflicto, especialmente si el alumno se ha vuelto loco por la cantidad de asesinatos que ha debido cometer. Y al mismo tiempo, el maestro experimenta un fuerte sentimiento de culpa porque enseña a matar, aun cuando él no haya matado nunca a nadie”.

            El mismo Friedkin convocó a Tom Brown para que entrenara a los actores y fuera consultor durante el rodaje.  Según Brown: “Billy es un perfeccionista y siempre me gustó eso de él. Constantemente se esfuerza para hacer que una historia sea lo más auténtica y humanamente posible”.

            Durante la producción en Portland, Oregon, Brown trabajó dos horas diarias tres o cuatro días a la semana, junto a Tommy Lee Jones y Benicio Del Toro, entrenándolos en el arte de la supervivencia en hábitats salvajes. Brown ha publicado varios libros, entre ellos, The Way of the Scout y The Wilderness Survival Field Guide, los cuales llamaron la atención de William Friedkin. Brown también tiene una escuela de rastreo ubicada en el norte de New Jersey: Tom Brown’s Tracking, Nature and Wilderness Survival School.

            “Tommy Lee tiene un rancho en Texas”, recuerda Brown, “así que no tuve que entrenarlo demasiado porque es un buen cazador y muy diestro en el hábitat natural. Benicio era menos experimentado, pero el entrenamiento le resultó muy fácil. Durante la primera mitad de la película lo vemos casi todo el tiempo camuflado y sus movimientos eran difíciles. Debía desplazarse como una sombra, y por cierto que lo captó rápidamente”.

Tanto Jones como Del Toro están especialmente agradecidos al especialista en cuchillos Thomas Kier, así como a Rafael Kayanan, otro asesor del film.

            Kier y Kayanan, quienes normalmente entrenan a los SEALS Navales, trabajaban, en promedio, dos horas, cinco días a la semana con Jones, Del Toro y sus respectivos dobles. “Ambos, Tommy Lee y Benicio, se sentían muy comprometidos”, recuerda Kier. “Si había un problema, si el día de rodaje había sido muy duro, recuperaban el tiempo después de la filmación”.

De acuerdo con Kayanan, la cualidad primitiva y no ensayada del estilo del combate Sayoc Kali era lo que Friedkin estaba buscando: “No quería nada como, por ejemplo, tres golpes de la persona que ataca mientras que el contrincante se queda mirándolo, o un estilo burlón, o algo que se pareciera a un juego. Quería que se viese lo más real posible”.

Kali es la palabra que usamos aquí, en el oeste”, explica Kayanan. “En Filipinas depende normalmente de la tribu o de la familia; por eso Tom se refiere a su procedencia, la de Sayoc-Kali. También se conoce como  Arnis-Skrima”.

Kayanan , quien es filipino, explica la historia: “Es un estilo de lucha que se ha ido desarrollando durante cientos de años y que proviene de todas las culturas que practicaban el comercio en la región. A partir de 1550 se registró influencia de los estilos de combate de los ingleses, franceses e italianos; pero muchos siglos antes, los árabes y los chinos habían visitado las Filipinas. Todos esos estilos de lucha con espada y cuchillo, orientales y occidentales, se fundieron con los métodos indígenas y conformaron el Kali”.

            “Ahora sé mucho más de la lucha con cuchillo de lo que querría saber”, murmura Jones. “Pero debo admitir que fue divertido llegar a comprender las técnicas de lucha utilizadas en este film”.

            Para Del Toro, el hecho de que Aaron nunca utilice un arma de fuego le brinda al personaje una cierta dignidad: “Aaron es un tipo de cuchillo todo el tiempo, lo cual pienso que es noble”, señala Del Toro. “Incluso en Kosovo, rodeado de armas de fuego, él solamente peleaba con un cuchillo”.

            Debido a que Drown desarrolló su propio armamento de supervivencia, también se involucró al departamento de utilería del film. Nuevamente, aquí la exactitud pretendida por Friedkin surtió efecto.

            “Si le comentas a Bill acerca de un dispositivo o una trampa que podría ser útil a la historia, sus palabras son: ‘Quiero ver cómo se fabrica’”, explica Brown. “Quiere conocerlo debido a su sentido de la autenticidad. Así que yo fabricaba algo y le mostraba cómo mataba. Entonces se hacía cargo la gente de utilería y de efectos especiales para hacerlo manejable y familiar para el actor”.

            Los cuchillos de piedra y acero utilizados en el film fueron seleccionados – desde piedra sin refinar hasta mangos de acero oxidado. En realidad, durante el entrenamiento de Brown con los actores, ellos ya eran capaces de fabricar solos sus armas.

            Y además se convocó a otros expertos –entre ellos, Mark Stefanich del Equipo 6 SEAL de la Marina- para enseñarles a Jones y a Del Toro otros aspectos del combate militar.

            “Billy fue muy firme en insistir que enseñáramos un estilo de lucha con cuchillo que nunca se haya visto en el cine”, recuerda el productor James Jacks. “En un momento, durante el entrenamiento de Tommy y Benicio, la lucha se desvió un poco hacia una especie de estilo Chuck Norris. Pero allí estaba uno de nuestros expertos para ubicarlos, explicándoles que si alguien intentaba dar una patada muy alta (como las que practica Chuck Norris), su oponente le cortaría entonces el tendón de Aquiles y la pelea terminará allí”.

            Según los integrantes del equipo SEAL, todos sangran durante un combate a cuchillo. La cuestión es lograr que los cortes del rival sean debilitantes y que los propios sólo provoquen dolor. Por eso es que la ropa de Benicio Del Toro en el hábitat salvaje está cubierta por una pequeña red de sogas – torniquetes listos para usar – que le permiten detener una hemorragia en cualquier parte de su cuerpo y continuar luchando.

Una de las escenas de riesgo más espectaculares del film es un salto de Aaron desde el Puente Interestatal de Portland a las aguas del Rïo Williamette. Recuerda el productor James Jacks: “Debimos cerrar por completo el puente, uno de los puntos de acceso más importantes a Portland, durante cuatro fines de semana seguidos. En realidad, por precaución habíamos arreglado hacerlo por cinco fines de semana y terminamos usando también el último. Por supuesto, el mayor problema era combinar una toma con la siguiente, dado que pasaban las semanas y el clima podía cambiar. Era como filmar en un bote”.

Había allí una mezcla de policías verdaderos y actores, a fin de mantener la autenticidad. Agrega Jacks: “La mayoría de los chicos del FBI eran agentes verdaderos del FBI de la Costa Oeste, amigos de Billy, quienes estaban allí para asegurarse de que estábamos haciendo las cosas por lo menos dentro de los límites de lo que podría ocurrir. Algunas cosas espectaculares son necesarias para la acción y la sorpresa, como cuando Benicio se zambulle desde el puente, pero aun eso fue hecho de la manera más auténtica posible. Es cierto que, al hacer semejante salto, un hombre adquiriría una velocidad mortal al alcanzar la superficie del agua. Pero hablamos con un número suficiente de gente que dijo que, si él fuera realmente hábil e impactara en el agua en el punto justo, podría lograrlo”. 

            La diseñadora de vestuario Gloria Gresham dice que la búsqueda de autenticidad hizo que su trabajo fuese mucho menos complicado: “Tanto Tommy como Benicio tenían sus respectivas y definidas apariencias: Tommy con sus camisas de franela a cuadros y Benicio camuflado o todo de negro”.

            Gresham había trabajado previamente con Friedkin en “The Brinks Job” y en “Rules of Engagement”, y con el director de fotografía Caleb Deschanel en varios films. Desde su punto de vista, fue una estupenda unión de dos talentos.   “Billy es la persona más inteligente que conozco: encantador, talentoso y algo excéntrico”, describe Gresahm. “Definitivamente, él desafía a la gente y Caleb tiene también una fuerte personalidad. Tuve el presentimiento hunch de que se llevarían estupendamente y realmente creo que cada uno puso lo mejor de sí. Por cierto, esta armonía se refleja en la pantalla”.

            Para Deschanel, trabajar con Friedkin fue una experiencia definitivamente gozosa. “Billy posee un punto de vista tan fuerte que se hace divertido trabajar con él y, además, uno sabe bien dónde está parado, todo el tiempo”, dice Deschanel. “Además, crea un entorno donde sólo hace falta realizar una sola toma, en la que hay que estar listo para dar lo mejor, desde el principio. Eso crea en el set una energía para los actores y para el resto del equipo. Uno no puede ser apático y guardarse para la tercera toma; hay que hacerlo en ese momento para Billy”.

            Jones está de acuerdo: “Si todos están preparados, nadie tiene que realizar tareas extras. Se puede sacar ventaja de la frescura de un momento y así, crear una espontaneidad meticulosamente planeada”.

            Augie Hess, montajista nominado al Emmy, trabajó para Friedkin en la versión sin cortes de “The Exorcist” y, más recientemente, en “Rules of Engagement”. Para él, hay una  “estudiada rudeza” que es integral al estilo del director: “A Billy le gusta preparar el escenario y dejar hacer a los actores. Si lo hacen bien en la primera toma, el resultado es una especie de marca natural de imperfección. Definitivamente, le gusta mantener viva la espontaneidad”.

            Tal como lo ha aprendido Hess, el ansia de Friedkin por captar el momento abarcó también los detalles técnicos: “Para un flashback donde vemos a L.T. enseñarle a Aaron cómo luchar, Deschanel utilizó una cámara liviana de mano, pero se escuchaba un tableteo que interfería en el diálogo”, recuerda Hess. “Así que le pregunté si quería eliminarlo, pero él me dijo que lo dejáramos. Hicimos un trabajo de reducción del sonido para suavizar el efecto, pero el tableteo aún se escucha. Lo gracioso es que en verdad realza la escena, dándole una sensación de documental”.

            Según Deschanel, el estilo de Friedkin en la dirección también incluye la capacidad de escuchar cuando alguien siente que hay algo que no está bien: “Billy desea que pongas lo mejor de tu instinto y esto provoca en todos un efecto excitante, especialmente en los actores. En realidad, Tommy y Benicio estuvieron inspirados para seguir intentando cosas y nos inspiraron a todos nosotros”.

 

 

 

 

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