"EL LABERINTO DEL FAUNO"

de Guillermo del Toro

 

SINOPSIS
 

“El laberinto del fauno” nos sitúa en el año 1944, quinto año de paz, y cuenta el apasionante viaje de Ofelia (Ivana Baquero), una niña de 13 años que junto a su madre, Carmen (Ariadna Gil), convaleciente a causa de un avanzado estado de gestación, se traslada hasta un pequeño pueblo en el que se encuentra destacado Vidal (Sergi López), un cruel capitán del ejército franquista, nuevo marido de Carmen y por el que Ofelia no siente ningún afecto.

La misión de Vidal es acabar con los últimos vestigios de la resistencia republicana, escondida en los montes de la zona.

También ahí se haya el molino donde Vidal tiene su centro de operaciones; en él les aguardan Mercedes (Maribel Verdú), una joven que se encuentra a cargo de los demás miembros del servicio, y el doctor (Alex Angulo), que se hará cargo del delicado estado de salud de Carmen.

Una noche Ofelia descubre las ruinas de un laberinto donde se encuentra con un fauno (Doug Jones), una extraña criatura que le hace una increíble revelación: Ofelia es en realidad una princesa, última de su estirpe, a la que los suyos llevan mucho tiempo esperando. Para poder regresar a su mágico reino, la niña deberá enfrentarse a tres pruebas antes de la luna llena.
En el transcurso de esta misión, fantasía y realidad se abrazan para dar rienda suelta a una maravillosa historia donde la magia que rodea a Ofelia nos transporta a un universo único, lleno de aventuras y cargado de emoción.


LA GÉNESIS DE “EL LABERINTO DEL FAUNO”

Un año de preparación, cuatro meses rodando y seis meses de postproducción han sido necesarios para que Guillermo del Toro llevara a cabo "El laberinto del Fauno", en su propia opinión, su film más maduro y del que está más orgulloso.

A pesar de ser su sexto film como director, la génesis de "El laberinto del Fauno" ha supuesto una vuelta a los orígenes de su carrera, antes incluso de que él hubiera dirigido su ópera prima, "Cronos". "En las raíces, el guión de "El laberinto del Fauno" se parece mucho a la primera versión de guión de "El espinazo del diablo", y podría haber sido mi primer film si hubiera conseguido el presupuesto necesario para hacerlo a tiempo. Aquella versión del Espinazo, estaba situada en la guerra civil española y contaba la historia de una mujer joven embarazada que se reúne con su esposo en una casa retirada. Mientras visitan la casa, la madre se descubre a sí misma en un jardín con forma de laberinto y en ese jardín se topa con un sátiro. Ella hace el amor con la bestia, que le propone sacrificar a su hijo para poder vivir eternamente en el mundo del laberinto. Pero Incluso teniendo esas similitudes, esas remanencias, la nueva versión de "El laberinto del Fauno" es muy diferente, contiene un lado sentimental de principio a fin”.

El laberinto del Fauno, como El espinazo del diablo, trascurren en el período que sigue a la Guerra civil, en tiempo de Franco y de los coqueteos con el fascismo, compartiendo, por tanto, una misma esencia, pero no está tratado de forma directa, sino tangencial, cifrada.. Para mí, fascismo representa el horror último, el más grande, y por esa razón es un tema ideal para contarlo como un cuento de hadas para adultos. Porque el fascismo es sobre todo una forma de perversión de la inocencia, y, por tanto, de la infancia. Para mí, el fascismo representa, en algún sentido, la muerte del alma, como algo que te forzara a hacer elecciones terribles y dejara una marca indeleble en lo más profundo de quienes viven a través de él. En esta película ese monstruo está representado en el Capitan Vidal, interpretado por Sergi López. Un monstruo muy real, comparable al que se esconde en el Laberinto. El fascismo te consume, palmo a palmo, no tiene qué ser físicamente, pero sí espiritualmente. Este concepto está en el corazón de "El espinazo del diablo", pero creo que lo he tratado mejor en "El laberinto del Fauno", un film mucho más complejo, más metafórico, incluso más oscuro.

Si nos sumergimos en el trabajo de Guillermo del Toro, encontramos que las principales referencias de "El laberinto del Fauno" proceden menos de las películas que más le han impresionado, y más de la literatura y la pintura. "He estado siempre muy influenciado por el pintor español Goya, especialmente por sus pinturas negras que son, para mí, las más impresionantes. La pintura de "Saturno devorando a su hijo", por ejemplo, fue para mí una de las principales inspiraciones para el Hombre Pálido, uno de los personajes principales de El Laberinto. Pero para el ambiente general dibujé sobre los trabajos del ilustrador Arthur Rackham. Intenté conectar con la perversidad y el contenido sexual de su trabajo y logré algo muy intenso y visceral, que era perfecto para "El laberinto del Fauno". Esto me exigió mucho trabajo, tanto en la construcción de los sets, que tenían que ser escrupulosamente detallados, delicados, como en la elección de los colores.

Junto con Eugenio Caballero, el director de arte, construimos todo, de principio a fin, desde el rincón más pequeño a la habitación entera… De modo que no hay ni un solo escenario natural, real, en toda la película. Hemos colaborado muy estrechamente desde el primer día de preproducción. ¡Incluso situé mi oficina en medio de su estudio! En total construimos 34 sets diferentes, cada cual más suntuoso que el anterior. Eugenio hizo un trabajo fabuloso. Para capturar el mundo que yo quería mostrar, también era necesario poner atención en la ambientación de la luz del film. Guillermo Navarro, mi director de fotografía y viejo amigo, y yo nos entendemos perfectamente el uno al otro. Desde el comienzo, hemos tenido una visión muy precisa de las tonalidades del film. Éramos muy conscientes de que todo radicaba en la manipulación de la oscuridad para crear un sentimiento de amenaza que acecha escondida tras las sombras. Por otro lado, también era vital acercarse, de forma diferente, al mundo real y al imaginario. Aquel debía ser frío, incluso glacial, mientras que éste tendría que ser mucho más cálido, más vivo desde un punto de vista estético.

La concepción del mundo imaginario en el que Ofelia se refugia fue encargada primero, para los bocetos, a Carlos Giménez, y después, para darles forma y vida, a David Martí y su compañía de efectos especiales. Ambos habían trabajado ya con Guillermo del Toro en "El espinazo del diablo". "Carlos Giménez, que reemplazó en el último momento a Willaim Stout, se ocupó del diseño del laberinto mientras Sergio Sandoval, que había creado las máscaras de Kroenen para "Hellboy", se concentró en las criaturas, particularmente en la del fauno. Para este personaje, yo quería algo lo más orgánico posible, con su cuerpo cubierto con hojas y ramas, como si realmente fuera parte de la naturaleza, una apariencia lo más real que se pudiera, casi sin usar efectos especiales, una técnica especial que creo no se ha visto antes en cine. Todo se hizo en el set, con la ayuda de animatronics, que se usan por primera vez en el cine español, sobre todo para una criatura tan compleja. Tengo que decir que David Marti, que está a cargo de los efectos especiales, es un genio. Y fue David quien tuvo la excelente idea de hacer del hombre pálido una creación completamente surrealista, borrando su rostro y colocando sus ojos en las arrugas de sus manos, cuando yo lo había imagino simplemente como un hombre viejo. Al final resulta muy atractivo. Pero incluso con todos los elaborados efectos especiales, estas dos criaturas no habrían tenido el mismo impacto sin la interpretación de mi amigo Doug Jones, un mimo profesional que había interpretado previamente a Abe Sapiens en "Hellboy". ¡Y eso no es todo! ¡En la película hay todavía más criaturas, como un sapo gigante y hadas como nunca has visto, mucho más astutas y tramposas que las de Peter Pan!"

A pesar de este innovador y magnífico artificio visual, Guillermo del Toro no ha tenido nunca la intención de hacer de "El laberinto del Fauno" una película fantástica, sino que ha decidido desde el principio dirigir la película a un público más amplio. "Siempre he preferido los géneros híbridos, mezclados. Como, por ejemplo, la combinación del terror con una trama histórica. Para mí "El laberinto del Fauno" es, por tanto, un drama que tiene sus raíces en un contexto de guerra, con elementos mitológicos y de cuento de hadas insertados. Ni siquiera estas criaturas de las que estoy especialmente encariñado son lo más importante. Porque, sobre todo, esta película se sustenta sobre un historia profundamente humana y dramática. Una historia que plantea cuestiones universales que nos conciernen a todos. Para conseguirlo, mientras escribía el guión, que es la fase más íntima de la creación de una película, estuve indagando en las emociones profundas que habitan dentro de mí y, aunque a menudo puede ser muy doloroso, lo prefiero. Durante la postproducción, tuve que ver la película por lo menos 70 veces, y siempre lloré en las mismas escenas, como mi mujer. Espero que el público se sienta implicado y emocionado como nosotros.
 

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